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8-10-2016 LA BLANQUILLA- LOS ROQUES


8-10-2016         LA BLANQUILLA- LOS ROQUES
A las ocho de la mañana estamos dejando La Blanquilla, por la proa 120 millas al oeste, el viento continua sin aparecer y los diez nudos son insuficientes para vencer el desordenado mar que aún queda.




Pasamos el día consumiendo gasoil, viendo como nos cruzan restos de todo, palmeras, troncos, botellas de plástico, maderas,  parece que naveguemos por un rio, suponemos que el paso de Matías por la zona es el causante de tanto OFNI.     También notamos que la supuesta corriente del mar hacia el oeste, tiene sus horas, pues de ir a 5 nudos, sin tocar nada pasábamos a 4, no sabemos si es lo normal o también es causa del Matías de los hue…s.                                                                            Al atardecer una línea de boyas aparece por esribor, pensamos que será un palangre, pero también puede ser una gran red a la deriva, poco a poco se van aproximando y el miedo a atravesarlas nos hace desviarnos del rumbo. Llevamos 6 millas desviándonos y la noche se acerca, decidimos que hay que traspasar esa línea mientras haya luz, o de seguir así acabaremos en Colombia.

ESTE VIENTO APENAS DURO UN PAR DE MILLAS

ESTE NOS LLEVO HASTA LOS ROQUES
Creemos que es un enorme palangre, pero no es cuestión de creer, la posibilidad que sea una red a la deriva, nos hace temer quedar enganchados, con el tiempo y siempre por experiencias negativas, hemos ido adquiriendo una importante red-fobia.
Sacamos el genova con la intención de detener el motor para cruzarla, nos encomendamos a Neptuno y enfilamos a una de las boyas, sin inconvenientes logramos atravesar la gran línea y nos damos cuenta que el Golden sigue navegando a más de 5 nudos, dejamos el motor al ralentí y esperamos las consecuencias.
Las boyas continuaron pasando y como mínimo aquel aparejo tenía  11 millas de largo.
Pasamos toda la noche con 6 nudos de promedio, oyendo la música del mar y el viento. Las olas, ¡por fin! bajan de tamaño y el confort a bordo por primera vez desde que zarpamos de Grenada, es increíble.
A las 4 de la mañana vemos los faros de la isla de la Orchilla, también de Venezuela, el desvió que nos provocó el kilométrico palangre, logra que nuestro rumbo sea directo a la isla.
Como no me fio de las cartas digitales, dejo un buen margen a su punta norte, 3 millas, sin problemas la dejamos atrás y amaneciendo vemos en el horizonte la silueta del Gran Roque.

EL GRAN ROQUE


La entrada norte fue la elegida, y sin conocer las otras resulto bien fácil, la gran profundidad de su cabo deja acercarse sin problemas a la costa, una vez entramos al resguardo queda media milla hasta el fondeo.
El viento se pone de proa, pero sin mar y al ser tan corta la distancia no representa gran inconveniente.


9-10-2016    EL GRAN ROQUE Y SUS GUARDACOSTAS

El ancla cae cinco metros en un agua totalmente transparente, el agarre es bueno, la franja para fondear no es muy ancha, pues de los 20 metros de profundidad, se pasa rápidamente a menos de dos, pero da sobradamente.
Antes de acabar de recoger la cubierta, nos llegan los guardacostas, todos chavales jóvenes, desarmados y sin calzado pesado, es la primera vez que los guardacostas han subido a bordo sin armas.

EL LAGO AZUL, !!DIGO!!  EL GRAN ROQUE
Una gran alegría es recibir los buenos días en español, los chicos piden permiso para subir y el trato es exquisito, sentados en la bañera presentamos la documentación y mientras van comprobándola, la charla se anima, todos queremos y tenemos algo que decir, la inspección se realiza con una gran educación y únicamente el relleno de unos de los formularios se hace largo.
Por un lado es un engorro tanta pregunta, es una verdadera inspección del barco, dícese la comprobación de bombas de sentina, extintores, chalecos, balsa, etc….,  no poseer alguno de estos requisitos tampoco pasa a mayores, únicamente queda anotado. Una vez acabada la revisión e inspección, la conversación se torna más que amigable y las preguntas y respuestas se cruzan hablando a varias bandas, pasamos un buen rato comparando España con Venezuela y a la vez disfrutando de la terrible comunicación en español.
Cuando se están despidiendo nos dicen que en el comando, (así le llaman a la base) uno de los chavales cumple años, que estamos invitados.

EL COMANDO
El sello para cumplimentar uno de los folios, lo olvidaron en la base y nos piden por favor que pasemos y nos acaban el trámite, se ofrecen a guiarnos por el pueblo e indicarnos donde esta inmigración, la oficina del parque, cambiar los dólares por bolívares, comprar tabaco, tomar cervezas y lo que necesitemos.
La vuelta al pueblo la recorremos con el teniente Moisés y el sargento Iván, para ellos la jornada ha finalizado, nos cuentan pormenores y anécdotas de su trabajo, pareciera que somos amigos de toda la vida, después de invitarles a una cerveza, se despiden y nos recuerdan la invitación.
Por la noche asistimos al evento, tienen encendida una barbacoa con pollo, el ron con hielo comienza a desfilar, y la charla, sentados en la misma orilla se anima, la curiosidad es mutua y sin esfuerzo alguno surge una entretenida conversación.
Cuando la cena esta lista nos avisan, han preparado una mesita exclusiva para nosotros, donde el pollo asado, la ensalada, la langosta y unas masitas de maíz con una rica salsa, componen los dos platos.
Nos quedamos sin aire en los pulmones y sin gratitud en el corazón, pues la gastamos agradeciendo la invitación.

LAS FOTOS DE MALA CALIDAD, PERO DE UNA CALIDEZ INMENSA


GRANDES TIPOS, GRACIAS A TODOS
A tal punto llega la educación de estos jóvenes, que mientras cenamos, únicamente  vienen a decirnos si está todo bien y si necesitamos cualquier cosa, tenemos a nuestra disposición al cocinero, y prácticamente todo el comando, increíble el recibimiento.
Una vez acabamos de cenar, se hace corro y continuamos comparando las prestaciones sociales de los respectivos países, nos alargamos hasta casi las doce de la noche y nuestro cansancio nos avisa de la retirada.
A bordo comentamos todo lo que el día dio de sí, el pueblo, sus gentes, los guardacostas, el color del agua. Vamos a la cama pasados de vueltas, la intensidad con la que hemos vivido hoy, hacía mucho tiempo que no ocurría, aun así el sueño nos acoge en su dulce seno y caemos muertos de vida.
Al ser domingo no hicimos ni la entrada de inmigración, ni la del parque, cuestión que resolveremos mañana lunes, de esta forma ganamos un día de estancia.

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