Llevamos tres días fondeados y
decidimos probar nuestras dotes de autosuficientes.
Después de varios intentos con la
pesca, logramos capturar varios ejemplares
de unos peces que parecían salidos de Jurasic Park, sin atrevernos a comerlos
los devolvimos al agua. Después Teófilo nos diría que eran comestibles y muy
sabrosos, solo había que tener cuidado con sus aletas provistas de verdaderos
arpones. Uno atravesó el trapo que usamos para quitar los anzuelos y casi lo
devolvemos al río convertido en superman.
Otro día fuimos a la playa del océano,
los únicos seres humanos allí éramos nosotros. La vista se perdía y lo único
que de vez en cuando pasaba era una calesa que optaba por ir por la playa antes
que por la bacheada carretera. Nos pusimos a buscar almejas, después de
quedarnos sin uñas, las conseguidas no daban ni para una tapita, nuestros ánimos
de supervivencia no encontraban la manera de hacernos encontrar comida.
Una pena de playa, impresionante, pero muy sucia |
Estábamos en plena estación de
lluvias y las temibles tormentas que nos habían comentado estaba resultando
escasas, esto nos hacia hacer chistes sobre el tema. Aquella tarde parece que Odín
se reunió con su hijo Thor y decidieron acabar con nuestros chistecitos, comenzó
aparecer una ristra de nubes por el SW que para acabar de hacer mas graciosa la
situación esperaron hasta que el manto de la noche nos cubrió de oscuridad, el
viento paso de 8 nudos a rachas de 25, el Golden con el fondeo de cabo parecía
querer irse río arriba y antes de que agarrase inercia decidí tirar el fondeo
de cadena, con las dos anclas el GPS instantáneamente marco doble cero,
nosotros quedamos en guardia y a las dos horas, seguramente Odín y su hijo se
fueron a tomar cervezas y se olvidaron de nuestros chistes.
Al dia siguiente nos fuimos a un
poblado cercano con la neumática, también de pescadores y allí no había mas que
cuatro casas y unos 20 secaderos de pescado, daba la impresión que la mano de
alguna ONG había pasado por allí, los secaderos de muy nueva construcción y de
obra, no concordaban con lo visto hasta el momento.
Seguíamos perseguidos por aquel
olorcito, caminando y a unos tres kms vimos un letrero de bar restaurante que decía
comida italiana-senegalesa, por un segundo pensamos en unas pastas o unas
pizzas, pero no, el riz con poisson (arroz con pescado) era el único plato, que
en esta ocasión era muy aceptable y casi acabamos con todo lo que pusieron. Una
buena sorpresa fue que las cervezas estaban frías, los dos platos, dos
cervezas y mango de postre nos costo 10
euros.
Nada mas vernos vinieron corriendo a hacerse fotos con nosotros |
De vuelta descubrimos de cerca
los baobabs, impresionante, sin palabras, de hecho estas gentes que en su
pasado eran animistas, (siempre alrededor de algún gran ejemplar), se reunían y
tomaban las decisiones más importantes. Claro este detalle con la llegada de
las grandes religiones se fue perdiendo y en su lugar las iglesias y las
mezquitas ocuparon el lugar de estos llamativos árboles.
Acordamos con Teofilo comprarle
unas sepias que el mismo capturaba con las típicas nansas, nos cobraba 0,90
euros por sepia, que además era servicio a domicilio y limpiadas delante de
nosotros, un verdadero lujo. Esto nos salvo mas de un dia: con arroz, a la
plancha, guisadas, casi acabamos con tentáculos saliendo de nuestros labios.
Hablando con el nos contó de lo
crudo que eran los meses de invierno, algo que nos sorprendió, nunca pensamos
que allí pudiese hacer frío. Nuria que llevaba mucha ropa de invierno, quiso
recompensar aquella actitud de desinterés que el siempre mostró, y le regalo
unas prendas de invierno que tenia guardadas.
Al dia siguiente Teofilo apareció
con dos cocos que el mismo había recogido de las palmeras que había en el Resort.
Tanto Nuria como yo teníamos los
cocos en ese apartado que ni fu ni fa, únicamente conocíamos las típicas
rebanaditas triangulares que se venden en las ferias, pero aquellos eran como
mantequilla, prácticamente se podían comer con una cucharita, las típicas fibras que acababan entre los
dientes, con estos no existían. Los dos pensamos que con razón el coco tenia
tanta fama, quedamos mas que sorprendidos y con ganas de conseguir mas.
Buenas herramientas para abrir un coco |
Otro gran detalle de este
muchacho fue el ofrecimiento de poder coger agua para el barco sin coste
alguno. Con el pensamiento de irnos de aquel lugar, decidí ir a buscar el agua, dentro del Resort al
costado de las duchas me esperaba un grifo. Una vez en plena faena del llenado
de las garrafas, noto un picotazo en el pie, cuando miro me doy cuenta que
estoy en medio de una nube de zancuditos chupasangres, mientras agarraba la
garrafa para llenarla con una mano, la otra no daba a basto para espantar y
matar aquella legión de mosquitos. Salí del Resort que parecía Michel Jackson
bailando Billy Jim.
Una tarde en cubierta vemos como
una embarcación se dirige hacia nosotros, desde lejos sabíamos que un cayuco no
podía ser, miro con los prismáticos y parece militar, cuando menos nos lo
esperamos una neumática con cuatro energúmenos encima se nos abarloa y nos
dicen que son del servicio de aduanas de Senegal. A bordo suben tres, dos con ametralladora
en mano y un tercero en chanclas y con documentación en la mano. Muy
respetuosamente se presentan y piden permiso para inspeccionar el barco, el de
chanclas que habla un perfecto ingles entra con Nuria y comienza a registrar. No
se dejo un armario por abrir ni una trampilla por levantar, casi dos horas de exhaustivo
registro. Yo en cubierta intentando mantener una conversación con el resto. Me
comentaban que la zona era extremadamente conflictiva con el tema de las
drogas, la proximidad con Guinea Bissau, (lugar que un clan colombiano ha
elegido para el narcotráfico de la cocaína en su camino hacia Europa), hacia
que estos controles fuesen muy rutinarios.
Cuando ya creíamos que se iban a
quedar a vivir con nosotros dieron por concluida la revisión. El mas grande de
todos que parecía sacado de una película de Schwarzenegger, donde su papel
seria el del malo, se sentó sin querer encima de mi tabla de surf , los ciento
y no se cuantos kgs eran demasiados y oímos un cata crack, sin darle
importancia ni ose a mirar la tabla, ya convencidos que el Golden no era el
barco de la droga se despidieron muy amigablemente y partieron a su patrullera.
Cuando mire la tabla le faltaban
dos aletines, cualquiera le decía al grandullón que los pagara, mejor haré surf
con una aleta, pensé.
La falta de alimentos frescos nos
hacia movernos, mi amor no tenia estomago ni para volver al poblado. Después de
preguntar a Teofilo este nos aconsejo seguir el curso del río hasta Foundiogne,
a unas 30 millas
río arriba, donde nos esperaba una ciudad considerada importante.
Calculamos el ciclo de las mareas
y en dos días la llenante seria a las 8 de la mañana, intentarlo sin la marea a
favor era querer consumir más gasoil de la cuenta. Comenzamos a prepararnos
para otra nueva ruta, y con la esperanza puesta en esa gran ciudad.
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