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25-8-2013 EXCURSION EN CAYUCO

25-8-2013
Excursión a las islas de Gilaporu y Afijiam

Amanece muy nublado y ante el día de cayuco que nos espera decidimos coger los chubasqueros. A las nueve estamos en Le Perroquet, Pablo y Estela ya esperan para la excursión, nos presentan a Adama que será nuestro guía, en un buen español nos comenta lo que será el día,  ya con todos dentro de la piragua comenzamos el recorrido.





Dejando el río principal nos metemos entre los manglares por un pequeño afluente, el paisaje cerrado pues estas verdaderas arboledas acuáticas no dejan ver horizonte alguno.



Después de casi una hora de recorrido por el estrecho afluente, llegamos a la isla de Gilaporou, nos llama la atención la cantidad de veleros allí fondeados, pero antes que la emoción nos desborde, Adama nos comenta que no queda nadie en ellos, los dejan allí mientras sus dueños están en Europa, los nativos del poblado se encargan de cuidarlos y limpiarlos por la módica suma de 10.000 cfa. unos 15 euros al mes, la verdad es que se veían muy cuidados, una buena opción, segura y barata de dejar el barco.



Nuestro Golden seguro le hubiera encantado venir a ver estas islas, pero nuestra miseria en cartografía y el calado de 2,2 mts nos hacia resistirnos ante tales retos.
La ruta turística continua con una casa museo que un nativo construyo, en su interior todas las paredes están decoradas con unas esculturas de arcilla, representando las escenas de las diferentes etapas de la vida cotidiana de estas gentes, todo esto era explicado por un simpático nativo, en francés,  después de cada explicación el reía y nosotros pues le acompañábamos.



La casa construida de arcilla con techo de paja, tiene dos plantas y en su interior aparte de estar muy fresco apenas había humedad.
Eso si todos salimos diciendo de allí, que el nativo que construyó la casa a lo mas flojo que le daría seria al aguardiente que aquí elaboran y según nos comentaron es bastante fuertecito, que felicidad debió de tener aquel hombre.




A partir de aquí recorrimos el poblado, los niños comos siempre perdían la calma con nuestro grumetillo, al que conseguían agobiar. Mas de una madre salía y nos decía que si le cambiábamos a Sky, por un hijo, vaya pelea con los chiquillos.






El poblado de 450 habitantes nada tiene que ver con lo hasta el momento visto, allí cultivan el arroz y el verde del paisaje parece extraterrestre, desde algunos  puntos mirábamos y parecía ser cualquier rincón asiático, Pablo y Estela que habían estado por esas tierras nos corroboraron tal opinión.





La vegetación también es exagerada, los árboles inmensos, los ceibas y baobab me tenían encantado, si de algún sitio hubiésemos de tomar energía seguramente que estos grandísimos árboles nos la concedería, claro esta que hablo sin talarlos.






Después del pequeño recorrido volvimos a la piragua y nos dirigimos a la isla de Afijiam, allí seria donde comeríamos, el lugar seguía con el tono de ese verde encendido, la vegetación no dejaba indiferente a nadie y era imposible no hacer algún comentario.





En un campamento especialmente preparado para los turistas, de forma circular y con un patio en el centro, las habitaciones formaban el circulo exterior siendo muy sencillas y por supuestisimo todas las camas con su respectiva mosquitera. Fuera en otro espacio también circular, estaba el comedor, allí sin ventanas y oyendo caer la lluvia saboreamos el plato típico, arroz con pescado, la cerveza aunque parezca increíble estaban heladas.






Después de la entretenida sobremesa con Pablo y Estela, nos recorrimos el poblado, allí faltaba muy poco para ser selva, incluso dentro del poblado la vegetación era exagerada, nos mostraron el Ceiba sagrado, solo cumplía 500 años, a este no me dejaron abrazarlo, aun así, allí que me hice una fotito, pensar que cuando Cristóbal el de las Indias, se fue de aventuras este árbol nacía, verdaderos paraísos, esperemos que los euros no logren estropearlo.


Con esta vueltecita acababa la excursión, los 20 euros que pagamos, comida incluida nos supieron a mucho, muy bonitos rincones y de espectacular belleza.




Actualmente estos poblados ya gozan de energía eléctrica y comunicación vía telefonía móvil, sus habitantes no parecen pasar miseria alguna y los pocos que vimos regalaban alegría y además sin intentar vendernos nadaaaaaaa, alucinante.





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