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06-07-2013 LAS AFUERAS DE DJIFIERE

Llevamos tres días fondeados y decidimos probar nuestras dotes de autosuficientes.
Después de varios intentos con la pesca,  logramos capturar varios ejemplares de unos peces que parecían salidos de Jurasic Park, sin atrevernos a comerlos los devolvimos al agua. Después Teófilo nos diría que eran comestibles y muy sabrosos, solo había que tener cuidado con sus aletas provistas de verdaderos arpones. Uno atravesó el trapo que usamos para quitar los anzuelos y casi lo devolvemos al río convertido en superman.
Otro día fuimos a la playa del océano, los únicos seres humanos allí éramos nosotros. La vista se perdía y lo único que de vez en cuando pasaba era una calesa que optaba por ir por la playa antes que por la bacheada carretera. Nos pusimos a buscar almejas, después de quedarnos sin uñas, las conseguidas no daban ni para una tapita, nuestros ánimos de supervivencia no encontraban la manera de hacernos encontrar comida.



Una pena de playa, impresionante, pero muy sucia
Estábamos en plena estación de lluvias y las temibles tormentas que nos habían comentado estaba resultando escasas, esto nos hacia hacer chistes sobre el tema. Aquella tarde parece que Odín se reunió con su hijo Thor y decidieron acabar con nuestros chistecitos, comenzó aparecer una ristra de nubes por el SW que para acabar de hacer mas graciosa la situación esperaron hasta que el manto de la noche nos cubrió de oscuridad, el viento paso de 8 nudos a rachas de 25, el Golden con el fondeo de cabo parecía querer irse río arriba y antes de que agarrase inercia decidí tirar el fondeo de cadena, con las dos anclas el GPS instantáneamente marco doble cero, nosotros quedamos en guardia y a las dos horas, seguramente Odín y su hijo se fueron a tomar cervezas y se olvidaron de nuestros chistes.



Al dia siguiente nos fuimos a un poblado cercano con la neumática, también de pescadores y allí no había mas que cuatro casas y unos 20 secaderos de pescado, daba la impresión que la mano de alguna ONG había pasado por allí, los secaderos de muy nueva construcción y de obra, no concordaban con lo visto hasta el momento.
Seguíamos perseguidos por aquel olorcito, caminando y a unos tres kms vimos un letrero de bar restaurante que decía comida italiana-senegalesa, por un segundo pensamos en unas pastas o unas pizzas, pero no, el riz con poisson (arroz con pescado) era el único plato, que en esta ocasión era muy aceptable y casi acabamos con todo lo que pusieron. Una buena sorpresa fue que las cervezas estaban frías, los dos platos, dos cervezas  y mango de postre nos costo 10 euros.







Nada mas vernos vinieron corriendo a hacerse fotos con nosotros

Casi me lo llevo, no podiamos separarlo de mi,

De vuelta descubrimos de cerca los baobabs, impresionante, sin palabras, de hecho estas gentes que en su pasado eran animistas, (siempre alrededor de algún gran ejemplar), se reunían y tomaban las decisiones más importantes. Claro este detalle con la llegada de las grandes religiones se fue perdiendo y en su lugar las iglesias y las mezquitas ocuparon el lugar de estos llamativos árboles.


Acordamos con Teofilo comprarle unas sepias que el mismo capturaba con las típicas nansas, nos cobraba 0,90 euros por sepia, que además era servicio a domicilio y limpiadas delante de nosotros, un verdadero lujo. Esto nos salvo mas de un dia: con arroz, a la plancha, guisadas, casi acabamos con tentáculos saliendo de nuestros labios.


Hablando con el nos contó de lo crudo que eran los meses de invierno, algo que nos sorprendió, nunca pensamos que allí pudiese hacer frío. Nuria que llevaba mucha ropa de invierno, quiso recompensar aquella actitud de desinterés que el siempre mostró, y le regalo unas prendas de invierno que tenia guardadas.
Al dia siguiente Teofilo apareció con dos cocos que el mismo había recogido de las palmeras que había en el Resort.
Tanto Nuria como yo teníamos los cocos en ese apartado que ni fu ni fa, únicamente conocíamos las típicas rebanaditas triangulares que se venden en las ferias, pero aquellos eran como mantequilla, prácticamente se podían comer con una cucharita,  las típicas fibras que acababan entre los dientes, con estos no existían. Los dos pensamos que con razón el coco tenia tanta fama, quedamos mas que sorprendidos y con ganas de conseguir mas.

Buenas herramientas para abrir un coco
Otro gran detalle de este muchacho fue el ofrecimiento de poder coger agua para el barco sin coste alguno. Con el pensamiento de irnos de aquel lugar, decidí  ir a buscar el agua, dentro del Resort al costado de las duchas me esperaba un grifo. Una vez en plena faena del llenado de las garrafas, noto un picotazo en el pie, cuando miro me doy cuenta que estoy en medio de una nube de zancuditos chupasangres, mientras agarraba la garrafa para llenarla con una mano, la otra no daba a basto para espantar y matar aquella legión de mosquitos. Salí del Resort que parecía Michel Jackson bailando Billy Jim.
Una tarde en cubierta vemos como una embarcación se dirige hacia nosotros, desde lejos sabíamos que un cayuco no podía ser, miro con los prismáticos y parece militar, cuando menos nos lo esperamos una neumática con cuatro energúmenos encima se nos abarloa y nos dicen que son del servicio de aduanas de Senegal. A bordo suben tres, dos con ametralladora en mano y un tercero en chanclas y con documentación en la mano. Muy respetuosamente se presentan y piden permiso para inspeccionar el barco, el de chanclas que habla un perfecto ingles entra con Nuria y comienza a registrar. No se dejo un armario por abrir ni una trampilla por levantar, casi dos horas de exhaustivo registro. Yo en cubierta intentando mantener una conversación con el resto. Me comentaban que la zona era extremadamente conflictiva con el tema de las drogas, la proximidad con Guinea Bissau, (lugar que un clan colombiano ha elegido para el narcotráfico de la cocaína en su camino hacia Europa), hacia que estos controles fuesen muy rutinarios.
Cuando ya creíamos que se iban a quedar a vivir con nosotros dieron por concluida la revisión. El mas grande de todos que parecía sacado de una película de Schwarzenegger, donde su papel seria el del malo, se sentó sin querer encima de mi tabla de surf , los ciento y no se cuantos kgs eran demasiados y oímos un cata crack, sin darle importancia ni ose a mirar la tabla, ya convencidos que el Golden no era el barco de la droga se despidieron muy amigablemente y partieron a su patrullera.
Cuando mire la tabla le faltaban dos aletines, cualquiera le decía al grandullón que los pagara, mejor haré surf  con una aleta, pensé.
La falta de alimentos frescos nos hacia movernos, mi amor no tenia estomago ni para volver al poblado. Después de preguntar a Teofilo este nos aconsejo seguir el curso del río hasta Foundiogne, a unas 30 millas río arriba, donde nos esperaba una ciudad considerada importante.
Calculamos el ciclo de las mareas y en dos días la llenante seria a las 8 de la mañana, intentarlo sin la marea a favor era querer consumir más gasoil de la cuenta. Comenzamos a prepararnos para otra nueva ruta, y con la esperanza puesta en esa gran ciudad.





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