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14-12-2013 2ª PARTE CRUCE DEL ATLANTICO

1ª Semana de navegación

Llevamos una semana y nuestra distancia hasta Mindelo es de 945 millas casi hemos recorrido la mitad y la alegría a bordo aun queriéndola sostener se escapa, hacemos cálculos y si la cosa no cambia mucho, llegaremos a Saint Maartens en 15 días, nuestros organismos ya son células vivientes del Golden, y ahora si, cada vez que asomo la cabeza y veo el inmenso océano mi alma me sonríe, siento la grandeza de navegar a vela y no puedo dejar de considerar el momento como de gran felicidad, hasta mi amor que apenas si disfruta con estas largas travesías parece haberse transformado y su animo esta por encima de la ultima cruceta, el disfrutar de la navegación a vela en estas condiciones es posible y lo estamos logrando, un ¡hurra¡ por nosotros mismos.
De los siete días que tenemos navegados solo las primeras horas del primer día estuvimos sin viento, a partir de ahí la navegación se torno durísima y el temor a romper no ha dejado de estar, ha habido momentos en los que el viento estaba fuerte a rabiar y he dudado para quitar trapo, pues el Golden no se quejaba y su navegación era espectacular, pero ese miedo a tensar mas de la cuenta, al final ha vencido y la vela finalmente quedaba reducida.


SOBRA DECIR, QUE LAS OLAS ERAN  MAS GRANDES DE LO QUE AQUI SE VEN
Con la VHF no hemos tenido suerte, aun seguimos poniéndola pero la esperanza de poder hablar con nuestros amigos esta muy deteriorada. Por las noches siempre miramos el horizonte a ver si aparece alguna luz de otro velero que tampoco hemos llegado a ver.
“Estamos en la misma mitad del Atlántico”, este pensamiento lo comenzamos aplicar a todo, por unos días ocupamos un espacio- tiempo, fuera de orbita, por que a pesar de ser una latitud muy segura en la mejor época posible, no dejas de estar aislado y en caso de necesitar ayuda externa, siempre estará a días de distancia, la dosis de aventura esta servida.

Una averia importante

Al atardecer del octavo día de navegación, tumbados en el salón oímos un estruendo que me hizo salir de un salto a cubierta, lo primero que pensamos es que habíamos chocado con algo, una ballena supuse, de hecho la primera mirada que hice fue alrededor del barco a ver si había sangre y un gran cetáceo moribundo, pero una extraña intuición me hizo fijarme en el stay, desde la bañera observe, como el tensor estaba separado de su arraigo y aquello no me cuadraba, cuando estoy acercándome compruebo que la parte inferior del tensor esta rota, el stay se ha incrustado en el perfil del enrollador y todo el conjunto de vela-enrollador-stay se sujeta por las ligeras pletinas que soportan el enrollador. Para acabar de hacer el momento mas  interesante, al sol le queda poco mas de media hora para desaparecer, con toda la tensión  y la calma intento recordar que a bordo un día vi un tensor de repuesto, después de unos minutos haciendo arder la memoria y antes de que acabe prendiéndose fuego, funciona y me dice que en el camarote de popa debajo de la cama, allá que salgo pitando, y en un par de minutos tengo el tensor en mis manos, la alegría dura hasta que compruebo que es imposible ponerlo sin soltar todo el sistema, trabajo muy peliagudo y complicado con las condiciones de mar que tenemos, además el genova abierto hace imposible cualquier intento.
El sol, ya solo es un reflejo rosado en las nubes mas altas, la imagen es para crear poesía, pero el momento de cag…. en algún dios,  no encuentro la manera de completar el puzzle, sentado en el balcón de proa, intento mantener las ideas fuera del baile que mi cuerpo tiene que soportar, con el tensor en la mano veo que en un arraigo mas atrás si que lo puedo poner, solo me hace falta un herraje que esta vez se a ciencia cierta que no poseemos, aun así me pongo a buscar en las cajas de aceros varios y encuentro una horquilla de acero que puede valer.
Mi amor tirada en el suelo aguantando las mordazas y yo haciendo palanca con las piernas entre el sofá y la mesa, para evitar parecer dos pelotitas de pinpon en un dragonkan, después de casi dos horas, doblando y estirando con la super llave inglesa de 2 kg logramos darle la forma correcta al herraje, ahora solo queda ponerlo, son las 23 horas y la noche es mas que oscura.
Con el arnés de seguridad y una linterna frontal me voy a la proa, los pocos metros que camino hasta llegar al balcón, me dan para organizar el delicado trabajo que me espera, las olas no se quieren perder el momento y me avisan que sobre todo ponga cuidado para que nada caiga al agua, su recuperación seria cosa de los batiscafos de Jaques Cousteau y estos seguramente andarán muy ocupados.
Después de algunos interminables minutos el tensor esta colocado, la tensión del stay no es la correcta pero al menos nos permite poder recoger la genova, ahora ya puede venir un chubasco pensamos y después de abrazarnos sigo pensando que estamos a 1200 millas de nuestro destino. Ponemos la mayor con un rizo y dejamos transcurrir la noche. Cuando amanece el viento esta muy flojo y apenas si hacemos 4 nudos, veo el stay y mas bien parece un muelle, sacar el genova con la poca tensión que he logrado darle seria una aventura demasiado arriesgada.
Le sigo dando vueltas a ver como puedo poner el tensor en su arraigo, hago varias mediciones y al final decido que suelto todo y lo coloco. Con todos los movimientos a realizar mas que estudiados, bajamos la mayor y arrancamos motor, comienzo por atar el enrollador al botalón con una cincha tractel, aflojo el tensor y cuando esta todo suelto, compruebo que milagrosamente queda bien sujeto y con el margen necesario para poder colocarlo en su posición. Con tal de que nada caiga al agua, mis dedos se han convertido en ventosas y cualquier pieza que saco o pongo parecen estar succionadas por ellos,  al fin después de un “buen” rato ( bueno, en cantidad de minutos), comienzo a tensar,  el stay queda sorprendentemente mas tenso de lo que nunca estuvo, desde la proa le hago una señal a mi marinera y esta enseguida entiende que esta todo ok, su sonrisa así me lo hace saber,  un grito de alegría se marcha con las olas.
Damos gracias a los dioses por su inestimable ayuda, y en esta ocasión los nervios no dieron ni para pedirles auxilio, por lo menos al cupo de ruegos aun le queda margen.
El viento esta del E en los 15 nudos y decidimos abrir mayor con un rizo y genova, ponemos rumbo al 290º con tal de ganar ángulo para que trabajen las dos velas, el Golden se alegra de la decisión y hace 6 nudos, a bordo lucimos sonrisas con reflejos.




A media noche el viento comienza a caer y nos hace poner motor, recogemos el genova y la mayor queda para el amanecer. Cuando el sol comienza a dejarse ver, el viento esta en los 10 nudos, el rumbo con respecto al viento ya es a 170º y la mayor estorba mas que otra cosa. Cuando estamos aproados y tengo a medio recoger la vela, vemos venir un chubasco a velocidad terminal, antes de poder hacer nada llegan los 30 nudos y enseguida una cortina de agua que hace muy difícil la ya de por si complicada labor, colgado de la botavara con una mano y con la driza en la otra veo como a mi marinera le es imposible mantener la proa bien orientada al fuerte viento, los gritos entre nosotros se quedan en palabras inteligibles que se pierden entre los ruidos del instante, sin lazyjack la vela esta desplegada por cubierta, por momentos veo que nos quedamos sin vela, solo me queda aguantar y esperar que el chubasquito del demonio pase rápido,  después de unos interminables minutos este se va camino del O. Cuando estoy acabando de recoger la mayor y empapados hasta el sobaco veo que unos cuantos remaches del carril debido al violento flameo han saltado, suerte hemos tenido de no perder la vela. Después de tan tenso e imprevisto momento nos volvemos a pedir perdón por los gritos y acabamos abrazados.
Cualquier avería por minima que parezca al final llega el momento, y su importancia se torna mayúscula, el insignificante fallo en el lazy a punto estuvo de costarnos la vela y algún costalazo, si no hubiese estado roto, la vela al poder soltar la driza de golpe habría quedado guardada.
Estos chubascos no han dejado de adelantarnos desde que salimos de Cabo Verde, siempre oí que existían, pero no recuerdo de nadie que me contara tal cantidad de ellos.



Llevábamos siete días de navegación muy fuerte pero rutinaria, sin grandes contratiempos y en 24 horas nos han apaleado hasta el sentido. El rumbo ya no es directo, para hacer caminar al barrigudo, tenemos que ganar través y pasamos el día haciendo millas casi para Cabo Verde. Recorremos mas de 130 millas y al final efectivas no llegan a 70, los ánimos están tan negros y corroídos como la sika de cubierta.
Nos pegamos dos días bailando rock&roll a 4,5 nudos de velocidad 12 horas hacia el NW y las otras doce al SW, poco a poco nuestros promedios de millas-días van perdiendo consistencia y ya vemos que menos de 17 dias será imposible, la valentía por no llenar el deposito de gasoil se nos comienza atragantar.
Seguimos haciendo millas en zigzag, resignados a la voluntad del alisio, comprobamos como con el rumbo SW, también hay olas locas. De tanto en tanto, aparecen unas ondulaciones semisumergidas que vienen del SE, que a la vista son difíciles de detectar, pero cuando chocan contra el casco aparte de obligar una guiñada de consideración logran subir a cubierta y embarcar mucha cantidad de agua.
Cuando peor lo vemos, la noche del decimosegundo día aparecen 25 nudos, el Golden parece un galgo detrás de la liebre, y comienza a ir mas que alegre. Las olas vuelven a desaparecer debajo nuestro, me paso gran parte de la noche disfrutando del espectáculo, con el GPS marcando por encima de los 7 nudos de velocidad, veo venir las olas y como por arte de magia las remontamos sin apenas notarlas, es increíble la comodidad que llegamos a obtener con aquel oleaje, me siento orgulloso de poseer este navío, el cajón de la diversión se vuelve abrir.





15 dias en el Atlantico

Cuando llevamos dos semanas de Atlántico, nuestra distancia recorrida es de 1800 millas el fugaz y feliz pensamiento de llegar en 15 días ya esta más que olvidado y ahora lo verdaderamente importante es llegar.
Desde la rotura del tensor la navegación dejo de ser directa, el viento perdió constancia y nuestro rumbo se convirtió en una lotería. Los cálculos matemáticos navegando a vela se quedan en cálculos del momento, y tan fácil es explicarlo como difícil comprenderlo.
Este día mi amor se viene abajo con su animo, su imaginación la llevo a pensar que serian 15 días y ahora ya sabemos que al menos 18 no nos lo quita nadie, pasa un día entero asimilando el cambio de idea y no dejo de decirle que lo importante será llegar, el humor se que anda a bordo pero no logro acordarme donde.
Amanece y el alisio parece avisarnos que su poderío se esta agotando, nosotros pensamos que seguramente, pues la fuerza con la que estuvo soplando los primeros ocho días era demasiado como para estar así dos semanas.
Con apenas 15 nudos hacemos 5 de velocidad, nuestro rumbo es SW y las olas ya no son ni asomo de lo que eran, permitiéndonos hacer una vida mas cómoda. Un atardecer nuestro grumete no cesa de olisquear el mar, por increíble que parezca ya nos ha demostrado muchas veces que huele a los cetáceos, esto pone en alerta a mi amor, al rato me avisa que ha visto una aleta que no le parece un delfín. Cuando descubrimos al bicho la sorpresa es grande, una ballena de mas de 8 mts esta jugueteando con nosotros, apenas asoma a la superficie pero sus piruetas bajo la proa son un espectáculo que nos saca de la rutinaria navegación, estamos casi una hora viéndola aparecer y ponerse boca arriba bajo el agua, el grumetillo esta que se le sale el corazón y nosotros de película de estreno. La falta de luz y nuestra limitada cámara de fotos hacen imposible guardar el momento.
En el decimoquinto día de navegación, con 15 nudos escasos de viento, estamos cada uno en un sofá del salón, veo de reojo pasar por las ventanillas superiores de estribor, algo inmenso y blanco,  me quedo un segundo en blanco y después de razonarlo se que no hay pajaros marinos tan grandes, no lo puedo creer, salgo a cubierta y esta vez el espectáculo es diferente, el genova desplegado, esta entero en el agua, el stay esta vez ha roto arriba en el palo, un “m.c.e.l.p.o.” (Creo que se entiende) sale del Golden y seguramente lo oyeron en Rio de Janeiro, vaya con el pajarito.
El trabajo para subir a bordo todo aquel trapo lleno de agua, mas el peso del stay y el enrollador se hace mas que extenuante, casi tres horas a la deriva, pues con todo los restos pegados al casco no nos atrevíamos a poner motor, después de convertir el genova en la momia de Ramses, tirando de cabos y drizas logramos dejar fuera del agua aquella masa de tela, retorcidos perfiles de aluminio y cable de acero.
Arrancamos motor y la decisión esta clara sin stay no hay mas velas a poner, no nos podemos jugar el mástil.
NO ES UNA NUEVA BARANDILLA ANTIPANICO, ES EL GENOVA CON STAY INCLUIDO
La distancia a nuestro destino son casi 380 millas, y a la isla de Guadalupe 258, la decisión esta fácil, sabemos que a Guadalupe llegamos seguro, posiblemente a Saint Maartens también, pero después de la racha que llevamos preferimos asegurar y quitar un día de navegación.
Una vez ponemos el motor a 2200 rpm y antes que alcancemos la velocidad del régimen, oímos un ruido en popa, después de poner la oreja y el 28º sentido en el camarote de popa, el diagnostico esta mas que claro, el p.to cojinete del pasa cascos esta jodido, parece que una mano maligna nos esta agarrando del cuello e intenta quitarnos el humor y la vida.
Esta avería ya la tuvimos volviendo de unas vacaciones en Mallorca y conocemos su importancia, así que nada de grandes velocidades. Decidimos no pasar el motor de las 1800 vueltas, con el movido océano, esto nos da una media de 4 nudos, hacemos el calculo y nos quedan dos días y medio para llegar, lo que representa que llegaremos de noche, si hubiésemos comprado boletos para la mala suerte seguramente no nos hubiese tocado tanta.
Los dos días y la media noche pasan muy lenta y ruidosamente, dando tiempo a la reflexión y sobre todo con las 4 orejas (dos de mi amor y dos mías) en que aquel ruido en popa no se incrementara.

Tierra a la vista

A falta de 30 millas para la llegada, vemos tierra, la isla de La Desirade se deja ver tras las nubes y tras una contenida alegría, una dosis de tranquilidad recorre la eslora del Golden.



A las doce de la noche el ancla toca arena tras el islote de Le Gosier, (Isla de Guadalupe) nos abrazamos y dejamos que las mentes salgan a refrescarse de tantas horas de preocupación.
Poco importa que el fondeo sea cómodo o no, nuestras cansadas cabecitas necesitan despejarse y aprovechando la temperatura de tantas horas de motor, aprovechamos para darnos una buena ducha de agua caliente.
En esta ocasión la alegría no alcanza toda su dimensión, hemos cruzado el Atlántico si, pero también hemos comprobado que las duras condiciones de navegación a las que se ha sometido este descuidado velero, han sido demasiado extremas para que en este caso la jarcia resistiera, las dudas sobre su resistencia quedaron aclaradas.
No es que fuésemos ignorantes de su estado, cuando partimos de Barcelona hace ya año y medio sabíamos que tarde o temprano acabaríamos cambiándola, quizás este era el momento y el lugar menos propicio para que se produjese su rotura, pero de la forma que hasta ahora hemos estado viviendo, no quedaba otro remedio que aguantar.
La idea de trabajar con el Golden en alguna zona del Caribe no era otro razonamiento que el de conseguir dinero para mantener nuestra nave en condiciones, sin olvidarnos de nosotros mismos, pues lo limitado de nuestro presupuesto no nos ha permitido disfrutar de esta maravillosa manera de vivir como se merece.
También sabemos de la suerte que hemos tenido y en ese sentido hemos de estar más que contentos.
Esta travesía nos ha aportado una gran experiencia, tanto a nivel personal como de navegación, partimos de Mindelo como una pareja y hemos llegado a Guadalupe convertidos en una aleación de almas, con una simbiosis de emociones que difícilmente podremos olvidar.


Me siento orgulloso al pensar en Nuria y como ha soportado todas las duras circunstancias que fueron apareciendo, desde las duras condiciones de navegación a las roturas, puede tranquilamente alardear de una resistencia física digna de una experta marinera.
Hemos sabido mantener la calma en los delicados momentos que han surgido y en ningún momento hemos sido dos, siempre las decisiones se han tomado desde la lógica, dejando el afán personal sobre la razón, fuera de la borda.
Quizás de lo que más contentos estamos es de haber comprobado que nuestras almas si son marineras, las dudas que aun quedaban se han ido quedando con cada milla navegada y problema resuelto.
A mi amor se le hace muy ola arriba estas largas travesías, negándose a aceptar que incluso no gustándole, su espíritu también tiene forma de albatros. Por mi parte he descubierto que la navegación por si sola, me basta para poder estar uno o veinte días rodeado de océano, siempre tuve dudas sobre mi resistencia como marinero, ahora ya se que la poseo y que el mar es algo mas que agua salada en movimiento.
En mi memoria quedaran esos amaneceres cuando los aun angulados rayos del sol, al atravesar las crestas de las olas le daban un increíble tono esmeralda, no pudiendo resistirme a estar cada mañana un buen rato buscando ese efecto, para al final acabar comprendiendo que no eran otra cosa que diamantes para las almas marineras.
Difícil explicar mis diálogos con el viento, oyéndolo silbar entre obenques y cabos, sentir su increíble energía y entender que esta pidiendo respeto, haciéndonos saber que nuestro destino esta en su voluntad.
O las noches en el ruidoso silencio del salón, descubriendo cuando sales a cubierta el fragor de un estruendoso campo de batalla, donde las explosiones de las olas intentan hacerse oír más que los gritos del viento, aquí es cuando sientes que el Golden se convierte en fortaleza y tú su humilde guardián.
Y ahora poesía a parte toca reflexión y ser mas fuertes que nunca, en unos días sabremos el alcance monetario de este contratiempo y como haremos para solucionarlo, por lo pronto estamos en el Caribe, otra pequeña e importante batalla ganada de toda la guerra que nos queda por vivir.

Listado de averías por orden de aparición

3º día de navegación  : la driza del genova se corta     (duda: tensión del stay)
5º   “    “         “          : el lazyjack de babor se cae     (el fuerte viento, no tenerlo tenso)
8º    “   “         “          : tensor stay                               (duda, entre edad y poca tensión)
9º   “   “       “             : saltan 8 remaches carril mayor     (flameo violento al recoger mayor)
10º   “    “         “        : escota genova de babor            (ligero roce con el baby stay)
14º   “   “        “          : escota genova estribor              (pequeña muesca en polea carro)
15º   “   “       “           : terminal superior stay genova   (duda= edad o tensión)
15º  “    “       “           : cojinete eje motor                     (un sedal de pesca en su interior)
17,5 “   “        “           : agujero en el bolsillo                (por todas las roturas anteriores)

La duda en la rotura del tensor del stay, me surge por que siempre estuvo mas flojo de lo que para mí debía estar, ya salimos de Barcelona con el tensor a tope.

Al igual que las continuas roturas en la driza del genova, la flexión del stay hacia que el quita vueltas de la driza no acabase de trabajar debidamente, espero adivinarlo algún día. 

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