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12-12-2013 ATLANTICO A LA VISTA

Del 11-12 al 28-12-2013

Salida                       Isla de San Vicente   Mindelo    16º 52` 951” N      24º 59` 630” W
Destino                     Isla de Saint Maartens   Caribe  18º 01’ 790” N      63º 06’ 196” W
Distancia                  2180 millas
Rumbo                      272º
Duración  estimada   18 días  
Duración real             17 días 8 h 

La partida

La gasolinera esta colapsada, las pésimas previsiones meteorológicas durante las últimas semanas, han ocasionado que la mayoria de veleros fuesen atrasando la partida. Tanto en la bahia como en la marina todo el mundo esta en movimiento, la ansiada llegada de los alisios esta mas que clara y esto ha movilizado la flota, ahora todos queremos salir, el plazo para pasar las navidades al otro lado del charco se agota y nadie quiere perder un día mas.




Nosotros comenzamos a levar ancla mientras nuestros compañeros de travesía, hacen cola para llenar de gasoil. En nuestro depósito tenemos combustible aproximadamente para 3 días de navegación y después de darle alguna vueltecita al tema, consideramos suficiente la cantidad, preferimos guardar el dinero para cualquier emergencia que nos pueda surgir.
De todas formas este renovado espíritu de aventura que nos ha invadido, consigue hacernos obviar, que si llenásemos el deposito con los 900 litros, a 1800 rpm de motor tendríamos aseguradas mas de 1000 millas,  lo nuestro hoy es un alarde de valentía, de la que mejor seria no presumir,  ya veremos si esta mezcla de inconsciencia y osadía acaba con buena letra.



bye bye, un gustazo
La espera se hace demasiado larga y decidimos ir saliendo de la bahía, hemos quedado que todas las tardes, de las 18 a las 20h tendremos las VHF conectadas para mantener un contacto.
El canal de San Vicente esta tranquilo, con 15 nudos de viento y al largo el Golden solo con genova hace casi los 6 nudos. Antes del anochecer estamos fuera de las islas y el viento ha caído a 5 nudos, las olas son de mar de fondo y a pesar de cambiar nuestro rumbo, del 272º al 230º con la intención de hacer que nuestra vela reciba el viento del través, no es suficiente para que el Dragon Dorado mueva su pesada barriga, tenemos que arrancar el motor y el pensamiento de: ¡!pronto comenzamos a consumir gasoil¡¡ es inevitable.
Nuestra idea de dejar los rezos para mas adelante y no cansar a los dioses, queda cambiada automáticamente, nuestra 1ª oración  sale de cubierta, “!! ohh Eolo ¡¡ te imploramos que hagas las previsiones buenas, que tu aparición sea pronto y con medida”.



El primer intento de conexión por radio ha sido inútil, solo un francés en un correcto español ha comunicado con nosotros, del Chapron y el Vell Mari no sabemos nada.
A las 2 de la mañana el viento comienza a espabilar y se pone en 12 nudos, apagamos motor y hacemos 4,5 de velocidad, retomamos nuestro rumbo el 272º y la noche transcurre con estas condiciones, le damos las gracias a los dioses.
Al amanecer el alisio se incrementa hasta los 20 nudos, nuestra velocidad sube a los 6 y las olas comienzan a dar síntomas de que su aparición esta al llegar.
Nuestros cuerpos comienzan a sentir el balanceo y tanto tiempo fondeados hace que nuestros organismos no esten todo lo marinizados que la ocasión requiere, las biodraminas se ponen cariñosas y nosotros con ellas mas.
Al mediodía el viento del NE hace buena la previsión y se va a los 30 nudos las olas y el fuerte viento de través hacen que miremos a nuestro piloto automático con algo mas que recelo, por el momento el ni se inmuta, aun no sabemos a que dios dedicarle una oración, para que interceda en su buen funcionamiento.
El océano quiere ponernos a prueba antes de que nos alejemos de Cabo Verde y las olas ya tienen un considerable tamaño, nos sorprenden con todas las escotillas abiertas y estas se convierten en verdaderas cataratas, nuestra felicidad navegando no puede ser tan grande, cerramos todo, recogemos el agua embarcada y comprobamos que no fue una casualidad, mas de una sube a cubierta y se encarga de ponernos como una sopa, sorprendentemente el piloto sigue intacto y no ha saltado ninguna vez.



Todo el océano va al unísono, viento y olas hacia el oeste-suroeste, pero de vez en cuando aparece una ola loca que se empeña en ir al sureste, la fuerza con la que nos golpea, aparte de hacer estremecer todo el barco e inundar la cubierta  logra que nuestro hasta ahora resistente piloto salte, haciéndonos cambiar bruscamente el rumbo. Las condiciones están verdaderamente fuertes el viento no baja de 30 nudos y en mas de una ocasión que he mirado el anemómetro  ha llegado a los 40, el genova es casi un pañuelo, con estas condiciones lo de navegar suavecito para que todo sufra menos, es mas que una utopia, o estas fuerte, o estas fuerte, esto es valido para nosotros y también para nuestro querido velero.
Una vez mas, estamos gastando nuestro cupo de ruegos, en esta ocasión, la oración es para que baje un poquito el nivel de las duras condiciones de navegación.
A bordo no dejamos de estar agarrados, parecemos chimpancés sobre columpios, con los días y las tremendas fuerzas gravitacionales, nuestra masa muscular o se acostumbra o acabamos lisiados, una mala comparación seria, poner a un astronauta en la caja de una furgoneta, conducida por Lewis Hamilton, bajando un puerto de montaña gravedad incluida.



En estos momentos de cansancio es donde se comprueba si recibiste entrenamientos sobre alta resistencia del ser humano, como las impartidas en Cabo Cañaveral, nosotros quedo mas que claro, nunca estuvimos en ese Cabo, aun así nuestro humor seguía intacto, teniendo un peso bastante importante en la convivencia.
A los dos días hemos recorrido 270 millas, la dirección del viento al ser NE hace que vayamos a rumbo directo, nuestras maniobras a bordo se limitan a reducir el genova, única vela que llevamos abierta, aunque el ángulo al viento es optimo para subir mayor, 120º, la media que llevamos  nos parece buena y por lo pronto nos dejamos de grandes aspiraciones marineras.
Una noche me despierto y la alarma del piloto automático esta activada, cuando salgo a cubierta, el flameo del genova y la orientación del Golden me deja mas que desorientado, me quedo bloqueado pues no acabo de ver claro que ocurre, cuando miro el rumbo, 315º comprendo que estamos a la deriva, después de alguna duda le digo al piloto automático que sume todos los grados hasta llegar al 272º, el tipo que es muy espabilado desobedece mi orden y resta 43º, mientras la proa recupera el rumbo me quedo pensando y el dicho de que “ los barcos son mas inteligentes que sus patrones” asoma en mi mente, solo me salva mi estado somnoliento, aun así, suerte que estaba solo y la vergüenza por haber faltado a las clases de matemática elemental me resulto mas fácil de soportar.
Por otro lado este suceso, me hizo ver que verdaderamente los barcos son muy fiables, el Golden llevaba mas de media hora sin gobierno, y apenas notamos nada, la confianza en el, subió muchos enteros a raíz del fallo del piloto.
Nuestros cuerpos aun en periodo de adaptación continúan maltrechos, sin llegar a estar mareados, nuestros movimientos no guardan ritmo alguno con el que imprimen las olas, las labores domesticas o de cualquier tipo son complicadísimas y la hora de disfrutar aun no ha llegado.
La expectación ante el tamaño del océano también consigue que estemos mas atentos de lo normal, dejando que el disfrute quede relegado a un plano que no es el segundo, es mas, como las condiciones sigan subiendo, acabaremos por no saber ni donde esta el cajón de la diversión .
Las comidas preparadas con toda la previsión y el amor del mundo por mi inestimable compañera no acaban de ser aceptadas por mi movido estomago, haciendo que la alimentación sea la minima para sostener el equilibrio, las biodraminas continúan formando parte de nuestra dieta, y lastima que no las fabriquen con sabor a pollo y salsa barbacoa.
En una de las comidas que eran unos suculentos fideos a la cazuela, ella sentada en un sofá y yo enfrente, me descuido un momento y me veo por el aire con el tupper lleno de los calentitos fideos, convertido en Capitan America me dirijo volando hacia mi amor, mis dotes de super-heroe hace que antes de quedar abrasados, realice un tirabuzón bordado hacia atrás y lanze el tupper de fideos al aire, , el resultado ¡pues si¡, el salón convertido en una gran fideua.
Cualquier descuido por pequeño que sea puede acabar en problema, y cualquier problema surgido aquí, a días de la tierra más próxima, se puede acabar convirtiendo en algo verdaderamente grave, las precauciones para calentar un simple vaso de leche alcanzan el nivel de los Tedax desactivando una bomba.
Tumbado en la bañera observando la nada, me fijo en el tope de palo y veo que la driza del genova se ha roto, llevamos dos días y ya estamos sin driza, intento no darle mucha importancia, ahora ya sabemos que al genova siempre habrá que dejarle alguna vuelta enrollada para que no caiga, mi cabeza no para de pensar, como puede ser que el quita vueltas aun no actúe como es debido, es la 3ª vez que se rompe desde que dejamos Barcelona.
El Golden lleva la velocidad siempre por encima de los 6 nudos, dando la sensación que no hay olas, desde cubierta me quedo “embobao” viendo como esas masas de agua nos persiguen sin cesar, adelantándonos y convirtiendo la superficie del océano en verdaderas cordilleras. Las puntas de surf son de 12 nudos y algunas guiñadas se hacen interminables, dándonos algún susto que otro, en una de ellas y estando en cubierta la escorada fue tan grande que la borda de sotavento entro enteramente en el agua, el nivel subió hasta mis rodillas y la fuerza del agua me hizo cambiar el paso, en ese momento me di cuenta que las condiciones estaban mas fuertes, de lo que ya me lo parecían, aun estando la escotilla del camarote cerrada inundo toda la cama, nunca antes habíamos embarcado ni tantas veces ni tal cantidad de agua a bordo.

el agua de la cubierta, no es de los chubascos
A pesar de comprobar que nuestro velero aguantaba aquellos terribles envites de las olas, cada vez que una sobrepasaba la medida de la media, un vuelco se aseguraba a nuestros corazones.
Aquí es donde todas nuestras preocupaciones, se reducen a la eslora del Golden, el pensamiento sobre un accidente de cualquiera de nosotros esta presente, y todas las acciones a realizar están acompañadas con la premisa de asegurar todos los movimientos. Desde abrir el cajón de los cubiertos a lavarte los dientes, el cajón puede acabar siendo una lanzadera de cuchillos, el cepillo de dientes se convierte en un atraviesa retinas, cualquier acción sin importancia en tierra firme, aquí en el transbordador espacial a punto de entrar en la atmosfera se convierten en acciones con un alto riesgo.
Normalmente en una ciudad estarías a una hora de asistencia, la dimensión de distancia en el mar es muy relativa, y la mejor opción como dicen los bomberos es la prevención.
En nuestro equipaje personal, nos deshicimos de los miedos y egoísmos, los metimos en una lata y los lanzamos al fondo, ¡!eso si¡¡, la lata no era de aluminio ni tenia protección anticorrosión, la ecología también nos preocupa.
Intentamos quedarnos, solo con las virtudes validas, la humildad, la calma, la tranquilidad, el compañerismo, mucho humor y mas amor, una pizca de valentía, otro poco de osadía, y mucha conciencia de que somos bichos terrestres y nos guste o no, el océano fue creado para albergar peces.
Hoy nos han pasado dos chubascos, apenas si hemos notado nada, solo una ligera llovizna sin importancia, el viento ha bajado a los 15 nudos y rolado al E, obligándonos a poner rumbo SW, las olas continúan grandes y hacemos una media de 5 nudos, toda la noche fuera de rumbo.
En el programita de navegación, habíamos marcado 18 waypoints, es decir una media de 120 millas por día, siempre pensando en la edad de nuestro velero y sus condiciones de mantenimiento y hasta el momento íbamos con una media muy por encima.
Al amanecer nos sorprende un chubasco que se va a los 40 nudos, nuestras perezosas mentes, aun con las neuronas bostezando, no actúan con la rapidez que debieran, el genova demasiado abierto, hace que nuestro incansable piloto no soporte la presión y el Golden sin gobierno se aproe, es cuando nos damos cuenta que si las olas por popa parecían grandes ahora son gigantes, la proa se encamina hacia el cielo en un recorrido demasiado largo para nuestra tranquilidad, para seguidamente comenzar un descenso en el que, por horizonte tenemos el seno de la ola que acaba de pasarnos, osea todo agua, la proa es inundada y sin tiempo para analizar esta montaña rusa, agarro la rueda y dejo la popa donde todo ese infierno parece menos ardiente.
Una vez esta todo en orden vemos como el viento no baja de los 25 nudos, volvemos a poner rumbo 272º y nuestra velocidad vuelve a subir por encima de los 6.5 nudos.
Los cabos del lazyjack de babor se caen, los remaches que habían en la cruceta aguantando la polea se han roto, pienso que suerte que la mayor no la tenemos que usar.
El día parece abonado a los chubascos y no cesan de pasarnos por encima, el sol no ha aparecido, ya no sabemos si es un día chubascoso o andamos en medio de una borrasca, miramos la presión atmosférica comprobando que su lectura es de anticiclón, 1018 mb. si no fuese por este sencillo instrumento nuestra calma seria otra.
Llevamos cuatro días y no hemos visto ni un pajarito marino, la mas absoluta soledad en cuanto a barcos, tanto es así que las noches las pasamos en el salón.
Extrañamente en esta travesía, hasta hoy ha sido oscurecer y quedarme en el bar de Morfeo hasta los albores del día, nunca antes había logrado dormir tanto y tan bien, mi amor que siempre se quejo de mi insomnio, ahora parecía quejarse de lo contrario. Nuestras guardias se limitaron a salir a cubierta un par de veces, la tranquilidad que nos tomamos es total, quizás hasta seamos unos inconcientes, pero cuando te asomas por el tambucho y ves aquella inmensidad de agua comprendes que la posibilidad de encontrarte con otro barco son mas que difíciles y si tiene que surgir un problema, estes despierto o dormido va surgir igual, asi que acabamos durmiendo como angelitos.
Amanece y por fin aparece el sol, el viento sigue siendo fuerte y apenas baja de los 30 nudos, nuestra velocidad y rumbo son ideales, vamos a una media de 6,5 nudos y con rumbo directo.

cuando el horizonte traspasa tu imagiancion
Aunque los ritmos biológicos ya están adaptados al medio, a bordo seguimos con los problemas para realizar cualquier labor, los traqueteos y movimientos son demasiados y muy bruscos, desde movernos por cubierta, hasta andar por el interior, todo conlleva el riesgo de un golpe o un desequilibrio, comentamos como harán las tripulaciones que realizan toda clase de trabajos y dicen llevar una vida normal, verdaderamente es para aplaudirles.

Por la tarde el viento comienza a aflojar, se queda en 20 nudos y las olas por primera vez desde que aparecieron han bajado de tamaño y frecuencia, aunque sigue grande ahora las ondulaciones son muy suaves y la navegación es mucho mas cómoda, el agua a bordo ya solo llega muy de vez en cuando, como culpables las olas ebrias, las que vienen del NW

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