12-1-2014
La extrema isla de Monserrat
La extrema isla de Monserrat
La silueta de la isla ya se entreve en la oscuridad, nos
llama la atención la falta absoluta de alumbrado eléctrico. Estamos a menos de 7 millas y el viento se
pone en plan campeón, con rachas muy sostenidas pasa de los 40 nudos, el estar
en cubierta se hace mas que indispensable,
el piloto salta casi a cada ola, acabo teniendo que coger la rueda y es ahí
cuando compruebo que el tema esta muy, pero que muy duro, abrimos la mayor a
tope y aun así el Golden continua siendo muy ardiente, el gobierno es un
continuo esfuerzo por mantener la proa en el rumbo, lo de hacer otro rizo queda
para otra ocasión, nos queda una hora para entrar al sotavento y hay que
aguantar si o si.
Cuando piensas que ya has llegado al limite de tus
posibilidades, las condiciones quieren que lo sobrepases y aparece un chubasco,
la isla deja de estar delante, la lluvia con el fuerte viento se convierte en
verdaderas agujitas para los ojos, por momentos me veo como el capitán
pescanova, solo que en vez de cubos de agua, me caen litros del cielo y litros de
las continuas embarcadas por las olas, las crestas de las olas con sus blancas
espumas resaltan sobre aquella pesada oscuridad, las condiciones parecen querer
poner a prueba nuestros espíritus, nuestras almas y por supuesto nuestros físicos.
Las pocas veces que he cogido la rueda siempre ha sido por
mala mar, esta ocasión ha sido hasta la fecha, la más radical de todas, el ir
pasado de vela con aquel tamaño de olas y al través, hacia dificilísimo
conseguir gobernar al noble Golden.
La hora y poco que estoy al timón me deja a pesar del traje
de pescanova calado hasta las entrañas, una vez al resguardo de la isla, el
viento y las olas dejan de ser un infierno, bajamos velas, arrancamos motor y
nos aproximamos a la costa en busca del sitio previsto para el fondeo.
Seguimos sin ver luces y resulta muy extraño pues en el Opencpn
nos marca una importante ciudad, Plymouth, que deberíamos tenerla justo
delante, cuando estamos a menos de una milla aparece otro chubasco, la poca
silueta que vemos de la isla desaparece, dejamos el Golden sin velocidad y
esperamos que pase.
Cuando me voy a proa a preparar el ancla percibo un fuerte
olor a cloaca que me deja sin pensamiento, estamos a menos de media milla de
tierra y oigo el sonido de las olas romper, le pregunto a mi amor por la
profundidad me dice que 12 mts, cuando me fijo
las espumas están a escasos mts, no lo veo nada claro y decidimos salir
de allí, consulto otra vez el open y a una media milla marca otro fondeo.
El fuerte olor a cloaca continua y le comento a la marinera
que seguramente esta parte de la isla será un enorme vertedero.
Llegamos al otro fondeo y esta vez si que tenemos suerte, a
6 mts de profundidad las olas se oyen, pero lejos, dejamos caer el ancla y por
fin el placer de un cigarrito en seco.
La noche era verdaderamente tétrica, nosotros cansados, no
nos daba ni para comentar la entretenida aproximación a esta tenebrosa isla.
En menos de una hora el Golden y su tripulación están como
la isla, apagado total.
Al amanecer la curiosidad nos llama la atención, salimos a
cubierta y la sorpresa es grande, como bien decia nuestro programa de
navegación, hay toda una ciudad delante de nosotros, las nubes no dejan verla
en su totalidad pues sus casas se pierden ladera arriba. Desayunamos y
comentamos que tiene un aspecto extraño parece un pueblo fantasma, sentados en
la bañera seguimos sin comprender aquel panorama que tenemos enfrente.
ESE PICO MAS ALTO ES EL VOLCAN, LA NUBE DE ENCIMA NO ES SOLO VAPOR DE AGUA |
Miro con los prismáticos y las estupendas casas a vista
normal están sin puertas ni cristales, en un momento se retira la nube y la
imagen no se me olvidara de por vida, estamos debajo de un volcán (Soufriere) que
aun esta respirando, además de las perennes nubes que cada isla luce sobre sus
cimas mas altas, esta posee la del volcán, mas de la mitad de la ciudad esta
sepultada por la ultima erupción y entre sus calles se ve una enorme grieta que
zigzaguea montaña arriba, es ahí cuando comprendo el fuerte olor, ni cloaca ni
vertedero, es azufre, madre mía que imagen y que momentito, sin pensarlo ni
media vez, le digo a mi amor que arranque el motor, me voy a proa y antes que
el gasoil entre a los cilindros he recogido todo el fondeo.
Salimos de allí como si viniese Sparrow con su Perla Negra a robarnos el Golden, creo
que ese desfondeo incluso con molinete eléctrico no hubiese sido tan rápido.
( La ultima erupción de este volcán fue en 1995, obligo a
desalojar toda la cara sur de la isla, hoy en día mantiene su actividad, el
fondeo en esa zona esta prohibido, incluso hemos oído que multan, el riesgo de
quedar tapado bajo una nube de ceniza es altísimo).
Ponemos rumbo a nuestra próxima isla Sant Kitts, 34 millas de travesía,
hasta salir del resguardo de la volcanica Monserrat, el motor se hace
indispensable, el viento del E comienza a hacer su aparición tímidamente con
rachas de 15 nudos. Sacamos mayor con su inseparable rizo y la trinqueta, el
motor queda en su estado de reposo y nuestra velocidad es de 5 nudos.
A 6
millas de Monserrat ya queda establecido en 20 nudos y
la navegación es cómoda, el islote de Redonda lo tenemos al través y cuando lo
rebasamos los 20 nudos quedan atrás, el nuevo régimen es de 25, la isla de
Nevis se deja ver de vez en cuando bajo su nube, las olas comienzan a ponerse
traviesas y mas de una sube a cubierta, nosotros miramos el piloto y
acariciamos su consola de mando para darle ánimos.
A falta de 6 millas para el sotavento
de la isla el viento sube a los 30 nudos, un gran banco de coral nos guarda la
popa y las olas quedan muy reducidas, la profundidad ha pasado de 700 a 12 mtrs. El fondo es
visible la sensación de que vamos a tocar las piedras es grande pero no pasa de
una sensación.
Con el resguardo de la isla ya ganado, el rumbo de través-largo
que traíamos se convierte en través ceñida y acababa en 50º, el mar planísimo y
los 30 nudos hacen que alcancemos muy fácil los 7 nudos de velocidad.
Bajo a comprobar el rumbo y nuestra posición al Opencpn, pues
el fondeo esta a 6 millas ,
concentrado en el mapa oigo una fuerte explosión seguida de un fuerte
golpeteo, salgo a cubierta y el cadenote
de estribor que soporta dos obenques se ha roto, los obenques están golpeando
todo lo que se encuentran en su camino y no me da tiempo ni a cabrearme, los
ato como puedo y la urgencia de bajar mayor es extrema, el mástil vibra que da
miedo verlo, con tal de quitarle tensión a la vela, arrancamos motor y lo subimos
de vueltas, ponemos la proa al viento y dejo caer la mayor, ahora si que un “me
cago en su p…. madre “ , me sale varias veces seguidas de lo mas hondo de mi
ser, sin quedarme mas tranquilo con el exabrupto, quedo quieto pensando, y la frase
impulsiva del momento es ¡!! amor
vendemos el p….. barco y que le den por c……¡¡¡¡¡.
A motor recorremos las 5 millas hasta el fondeo,
dejo mis ideas lo mas lejos que puedo de mis pensamientos y me dedico a ver
donde pondremos el ancla.
San Kitts El fondeo
de las lamentaciones
En una hora estamos fondeados en bahía Basseterre, según el
derrotero la mejor playa de todo San Kitts, la arena dorada que supuesta mente debía
de estar delante nuestro, son enormes piedras grises que a modo de protección
de la costa han colocado. Suponemos que algún huracancito dio buena cuenta de
la playa y sus doradas arenas.
Sin darle mucha importancia a lo bello o feo del lugar
comienzo a darle vueltas al tema de los obenques, las 55 millas que faltan a
nuestro destino, serán un través duro, no veo nada claro dejarlo todo en manos
del motor, el ruido del averiado cojinete del eje cada vez es mas sonoro, esto
me dice que poner toda la confianza en el, sea un verdadero riesgo.
Después de varios intentos fallidos de aguantar los
obenques, al final con una cadena, grilletes y usando los imbornales, logro dejar los
obenques tensados.
El día siguiente convenimos de pasarlo sin hacer nada de
nada, la idea tranquilizarnos y reflexionar una vez mas, sobre tanta rotura,
los pensamientos de vender el Golden seguían estando vivos.
A nuestra alegría, le habían cambiado la R de lugar, convirtiéndose en
una alergia a los aceros inoxidables, los ánimos continuaban en la sentina, seguíamos
hablando sobre lo sucedido y parecía que nuestro sueño acababa de aterrizar,
pero sin ruedas, nos habíamos quedado
sin alas, un duro momento para el que no estábamos nada preparados.
Con el paso de las horas, las ideas se van cruzando y van
perdiendo punta, nuestros comentarios son más romos y agradables de mantener,
convirtiendo la locura del impulso en una verdadera conversación.
Al final la conclusión es que confundimos : el tocino con la velocidad.
Tras barajar todas las posibilidades, la que seguía teniendo
todos nuestros favores, era mantener el Golden, las alternativas eran muy
variadas, pero nuestra capacidad de sufrimiento unido a las ganas de vivir
intensamente, hacían declinar la balanza a esta maravillosa manera de navegar
la vida.
Con la idea clara sobre nuestro mas inmediato futuro, acabamos
de pasar el día y nos preparamos para mañana hacer la ultima etapa, la hora de
partir serán las 5 de la madrugada, queremos evitar por todos los medios, el
llegar de noche a Saint Maartens.
En la total oscuridad levamos ancla y emprendemos la travesía,
a resguardo de la isla tenemos 2 horas, las necesarias para cuando comiencen
los fuertes vientos y mar estar con luz diurna, con 20 nudos y al largo solo
con la trinqueta hacemos 5 nudos, dejamos la mayor en su sitio a esperar como
despierta el día.
Cuando llega el amanecer y según lo previsto estamos
asomando la proa fuera de la isla, el viento esta en 25-30 nudos y el rumbo es
ceñida a 50º, las olas entran por la pura proa y aquellas condiciones no me invitan
a sacar la mayor, el miedo a que el equilibrio del mastil se rompa es muy
grande.
La trinqueta no es suficiente para vencer el mar y
arrancamos motor, lo ponemos a 2200 rpm y la velocidad es de 6 nudos, nos
parece suficiente para llegar a la apertura del puente que da acceso al lagoon
interior, con lo cual quedamos mas que conformes.
La entrada al lagoon de la isla es a través de dos puentes,
uno en la parte francesa y otro en la holandesa, dentro del lagoon hay un
tercer puente, que comunica las dos partes.
Todos los puentes están regidos por un horario de apertura
para salida y entrada.
Cuando nos alejamos de San Kitts el viento baja a los 20 nudos y el rumbo ya es través, dudamos
si sacar la mayor y al final dejamos todo como esta, mas vale no jugar a ver si
el invento de la cadena agarrada a la borda aguanta.
El GPS nos dice que a las 14:30h llegamos al puente, todo
marcha mejor de lo previsto y nos limitamos a ver las islas que quedan a babor,
primero San Eustaqui, y mas al norte la de Saba, tan puntual como el AVE el
Golden llega a la bahía de Simson, en la zona holandesa, el puente no se abre
hasta las 15 h, por media hora nos negamos a fondear y estamos dando vueltas
hasta que el semáforo se pone en verde.
DETRAS DE ESA RAMPA, ENTRAN LAS EMBARCACIONES |
Entramos al lagoon, y quedamos un poco pequeños, la mayoría
de embarcaciones pasan de los 30
metros de eslora, parece un concurso para mostrar el
barco mas grande y con mas brillo, dicen que el señor los cría y ellos se
juntan, aquí es un vivo ejemplo.
Con tanto acero inoxidable y brillos por todas partes, al
Golden parece que lo hemos sacado de una chatarrería, ¡!madre mía¡¡ hasta
vergüenza nos da el aspecto que ofrecemos, la idea de que nos echen por gitanos
esta en el aire.
SIN COMENTARIOS |
Hacemos un intento de fondear, nada mas entrar y casi nos
cuesta una varada, la profundidad pasa de 6 a 2 mts y nos obliga a salir ciando (marcha
atrás), vemos que allí no ahí nadie fondeado y será por algo, decidimos pasar
el otro puente, el que da paso a la zona francesa y llegamos tan justos de
tiempo que pasamos el semáforo en rojo, el oficial desde arriba nos abronca y
con un gesto de perdón le pedimos disculpas, estas son aceptadas de muy buen
modo y ahí queda todo.
El segundo intento de fondeo también queda en vano, a 4 mts
el fondo que es perfectamente visible de algas y lodo, no deja que nuestra
ancla agarre y después de garrear casi media milla, nos quedamos sin opción,
hay que recoger de nuevo.
El siguiente intento me lo pienso mejor y antes de soltar la
cadena me aseguro que sea arena, a 6 mts de fondo tenemos suerte y por fin
estamos fondeados.
El lugar no logra satisfacer nuestras exigencias, lejos de
las postales caribeñas, enfrente tenemos un varadero y el pequeño aeropuerto.
La bajada a tierra queda para mañana, recogemos la cubierta y pasamos la tarde viendo como del minúsculo aeropuerto, no cesan de aterrizar y despegar toda clase de aviones, desde el 747 de KLM, que da miedo verlo salir entre las montes, hasta las minúsculas avionetas que hacen los recorridos entre islas, pasando por una increíble y numerosa flota de jets privados.
La bajada a tierra queda para mañana, recogemos la cubierta y pasamos la tarde viendo como del minúsculo aeropuerto, no cesan de aterrizar y despegar toda clase de aviones, desde el 747 de KLM, que da miedo verlo salir entre las montes, hasta las minúsculas avionetas que hacen los recorridos entre islas, pasando por una increíble y numerosa flota de jets privados.
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