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3-8-2014 VOLVEMOS A CASA

3-8-2014
Roseau-Portsmouth

Las 20 millas hasta Portsmouth parecían destinadas a navegarlas bajo la amenaza de lluvia, sin viento y a motor,  a media mañana, parece que la lluvia nos dará un descanso, el sol luce como nos gusta y nos atrevemos a navegar pegados a la costa, las grandes profundidades lo permiten y disfrutamos de ello, el viento continuo de semana santa.

EL SOL ESTABA EN EL DIA, AQUI ASOMO
 
Y POR FIN CIELO DESPEJADO!!!!


Como es normal cuando doblamos Punta Roinde, a falta de 3 millas justas para el fondeo, el viento se pone en 25-30 nudos, como viene siendo habitual por la mismísima proa, subimos de vueltas el motor y a 3 nudos llegamos al final de la bahía.


AQUI LAS GANAS DE BAJAR A TIERRA, QUEDARON EN LAS GANAS
Con 5 mts de fondo y a pocos metros de la orilla, antes de mirar donde estamos aparece un rasta en un bote, dice que se llama Lawrence de Arabia, que si queremos boya, pasear por el río, y no se cuantas cosas mas, después de charlar un rato con el, se despide sonriendo y nos dice que por la noche harán una fiesta reggae en la playa.
A la media hora aparece otro rasta, esta vez encima de una tabla de windsurf a remo, nos ofrece fruta, pan, y creemos que si le hubiésemos pedido un cochino asado, también lo hubiese traído, le decimos que estamos a dos velas y que no podemos comprar, el chaval muy simpático se ríe y después de charlar otro rato se va.
Delante nuestro, una playa llena de sencillos chiringuitos invita a bajar a tierra, nosotros con la idea de no hacer inmigración rechazamos la invitación y quedamos todo el día a bordo, descansando bañándonos y observando las montañas de la isla, todo es vegetación, impresionante aquel verde selvático, las casas se ven humildes y quitando un edificio en construcción, el resto parece otro Caribe, algún ramalazo de Senegal me venia a la memoria, hasta ahora lo mas autentico que hemos visto.
“Por la noche, con sus transparentes velos, la luna se vistió de picara, bailando sobre la botavara nos bañaba de plata, mientras, el reggae nos invitaba a ser nocturnos y la magia inundo nuestros sentidos, ahogados por la alegría, velamos larga y dulcemente la serena bahía”.
Siento el desliz poético, de alguna manera había que expresar los sentimientos y emociones de esa noche y que mejor manera.
Mirábamos el chiringuito con todas las ganas de ir, al final, nos conformamos con estar allí, la música duro hasta altas horas de la madrugada y a un volumen considerable, nunca nos molesto y dormimos como angelitos.
Llego la hora de irnos y la idea es no hacer mas paradas, nos quedan 180 millas y haciendo un promedio de 5 nudos llegaríamos a Marigot casi de día.

4-8-2014
Volvemos a casa

Salida                  : bahía de Portsmouth Dominica          015 34.9167 N 061 27.7640 W
Destino               : Bahia de Marigot Saint Marteen         018 03.9395 N 063 05.5999 W
Distancia            : 185 millas aprox.
Rumbo               : 330º
Duración etmda : 37 h
Duración real     : 29 h

Partimos a las 7 de la mañana, nada mas salir de la bahía, el E sopla con 20 nudos, la mayor rizada y el genova a su misma altura, nos da una lectura segun el GPS de 8 nudos de velocidad. Comentamos que seguro que es por la corriente a favor. Van pasando las millas y vemos que no bajamos de 7.5 nudos, las islas de Les Saintes las pasamos por sotavento y en cuatro horas hemos recorrido mas de 30 millas, estamos en la sombra de Guadalupe y el viento empieza a hacer de las suyas, primero se queda en 2 nudos, después sube a 30, mas tarde del NW, así recorremos las 30 millas del sotavento de la isla, acabamos hartos de poner y quitar velas, arrancar y apagar el motor.

ISLAS DE LES SAINTES
GUADALUPE

LA DURA NAVEGACION CON 25 NUDOS






No dejamos de ver estas algas, son los famosos sargazos y provienen del mar del mismo nombre, según hemos leído en revistas locales, el cambio de las corrientes marinas provocadas por el cambio climático, las trae a estas latitudes.
CON LAS VELAS AMURADAS AL OESTE
Cuando asomamos la proa por el N, el viento esta esperándonos, con 20 nudos continuamos haciendo una media por encima de 7, el GPS nos dice que llegaremos a Saint Martenn a las siete de la mañana, nos parece increíble la velocidad que lleva el panzudo de nuestro Golden.

LA MAYOR Y SUS RAJITAS
Con la idea de dejar Monserrat por babor, ponemos rumbo para dejar un margen de 4 millas hasta su acantilada costa.
La visión de esta isla, es lúgubre desde todos sus lados, cada vez que pasamos por allí nos recuerda la isla de King-Kong, hacemos bromas sobre tener un naufragio y acabar en su oscura costa.
Cuando llega la noche, el viento comienza a caer, se queda en 15 nudos y el Golden sigue haciendo mas de 7 de velocidad, las luces de Nevis están a la vista, nos quedan 74 millas para nuestro destino y cuando la noche mas mágica estaba, el Golden apenas si mostraba movimientos arrítmicos, mi amor durmiendo en la bañera, la temperatura sobre los 28º, el mar superordenado, las olas que dejan de inundar la cubierta, el cielo estrellado y nítido, las lucecitas de las islas, el plancton luminiscente que se enciende a nuestro paso, la luna creciente, todo estaba que parecía que lo había dibujado Walt Disney, para enamorarse del navegar a vela, pero justo aquí comienza otra historia.
Al Este en el cielo, veo una rayita blanca muy estirada, se aproxima a gran velocidad y poco a poco le va saliendo unos largos dedos negros que parecen apuntar nuestra posicion, aquella sombra con forma de mano se nos viene encima y su intención no puede ser otra que estrangularnos.
Viéndola llegar me preparo para recoger genova, con el ruido del winch mi amor se despierta, le digo que viene “gran chubasco sentado”, blandiendo su hacha de guerra muy afilada y que vamos a quitar trapo, justo cuando estamos a punto de tener la vela a medida, una racha de mas de 40 nudos nos advierte que ya esta aquí el gran chubasco, el piloto automático se distrae y trasluchamos, la mayor con su pequeña heridita que la habíamos cuidado con todo el mimo, ahora se ha convertido en un pequeño tormentín y un toldo para la playa, nos la ha rajado por la mitad, sin darnos tiempo a llorar, una cortina de agua nos pone las lagrimas, agarro la rueda para retomar nuestro rumbo y el Golden va a mas de 9 nudos, el mar se pone para tener un remolcador noruego.
Encendemos la luces de cubierta y la mayor da pena verla, hemos de bajarla o acabara hecha jirones, abrimos la botavara nos ponemos a 45º contra los 30 nudos que aun soplan y arriamos el traje de flecos, en que ha quedado convertida.
En media hora, como si nada hubiera pasado, la luna vuelve a mostrarse en un cielo estrellado, pero el viento ya no es el mismo, y nuestro velero menos, ahora solo con el genova la navegación se torna más bailonga y el motor comienza a pedir turno.
A ratos vamos a 6 nudos como a 3, todo el encanto de la noche se va por los desagües de la bañera, el traje de pescanova queda instalado sobre nuestros húmedos cuerpos y ya somos integrantes de la tribu de los pies mojados.
Aquello parece una factoría de chubascos, nunca vi crecer tormentas tan rápido, miraba al Este y veía un algodoncito, a los diez minutos volvía a mirar y aquel borreguito volador se había convertido en un cumulonimbo con cara de ogro y ganas de hacerse una foto con el Golden en la boca
Después de recoger y abrir el genova, encender y apagar el motor, unas cuantas veces, decidimos que ya esta bien de pitorreo, dejamos el genova para 30 nudos y un punto de motor, la media de velocidad apenas alcanza los 5 nudos, pero por lo menos dejamos de hacer el mono y nos permite hacer guardias normales.
A las 5 de la mañana, la claridad del día asoma por el horizonte, mi amor se despierta, los chubascos siguen llegando, “abiertos hasta el amanecer”, la madre que los parió.
Antes de retirarme a descansar, espero uno que viene y justo cuando la cortina de agua, cortada a cuchillo nos alcanza, veo a unas aves marinas echarse al agua y meter la cabeza dentro, creemos que estos pájaros prefieren no ver lo que viene, detalle que nos deja alucinados, he buscado en Internet que clase de ave marina es y no he sabido encontrarla,
Después de esta anécdota, lo que queda de mí, hace como las aves, me meto en la cama y me tapo con la almohada
Cuando despierto son las 8,30 h, nos quedan 18 millas y el día parece que va a ser despejado, mi amor tiene echado el curricán y la isla de Saint Marteen esta a la vista.
Tumbados en la bañera mi amor me avisa que ha visto saltar un pez en el curry, enseguida me levanto y agarro el sedal, tiene mas fuerza que yo y después de varios tirones, se escapa.
A la media hora vemos que el curry tiene una pieza, esta vez con mucho cuidado comienzo a recuperar sedal, es un dorado, pequeño pero esta a bordo, este acabara en la plancha, la alegría por la captura es más grande que el pez.
No pasan más de 20 minutos y otro dorado que cae, la alegría sube al doble, el tamaño del pez el mismo.
BUENO, EL DORADITO ERA PEQUENIO, PERO EXQUISITO

Y dicen que no hay dos sin tres y ahí esta, un atuncito muy pequeño ha picado, cuando sube a bordo esta fiambre, su malogrado destino, también será la cocina.

LO QUE EL MAR NOS BRINDA
A simple vista ya vemos el puente de Simpson Bay, nos quedan 3 millas para la bahía de Marigot y la travesía huele a fin y fondeo.
Al doblar la bonita punta de Plum, vemos un chubasco aparecer por detrás de las montañas de la isla, el poco genova que llevamos lo recogemos, el viento aquí rola y se pone de proa, haciendo inútil su función.
 
LO QUE SENTIMOS NAVEGANDO EN ESTAS AGUAS, ES MUY LARGO DE CONTAR
Nos queda una milla y poco para el fondeo, llega el chubasco y parece querer detener el Golden, los 40 y pico nudos que entran por la proa levantan el mar y consiguen durante los 10 minutos que tarda en pasar, que nuestra velocidad sea de 1,6 nudos.
Y NADA COMO UN BUEN CHUBASCO, PARA PONER FIN A LA TRAVESIA
Cuando pasa el gamberro del chubasco, nos deja un cielo azul y el fondeo a la vista.
Son las 12 del mediodía, hemos recorrido 185 millas en 29 horas y después de todo ha sido una bonita travesía, de las más veloces que hemos realizado y también de las más cómodas, hasta Nuria disfruto de la navegación.
Al contrario que la ida, la vuelta nos ha enchufado sal en las venas y amor por nuestro velero, hemos podido comprobar que con rumbo de través el panzudo se siente muy cómodo, haciéndonos sentir y amar la navegación a vela.
Con el Golden fondeado, mi amor prepara a la plancha el dorado nº1, aparte de ser un pez espectacularmente bonito, esta riquísimo de comer, ¡que manjar¡, una vez mas nuestros paladares se alegraron de nuestra afición a la pesca.
Después de comer, nuestros físicos están para poco mas, pasamos la tarde relajados y esperando la noche, sin guardias, ni chubascos, ni ruido de motor, disfrutando de haber tenido una muy buena navegación de regreso.

 

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