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17-8-2016 MARTINICA-SANTA LUCIA


17-8-2016         MARTINICA-SANTA LUCIA
                                          Experiencia corta y breve, pero de una excelente intensidad
                                                   
El canal apenas llega a las 20 millas, el viento esta del E.  con 15 nudos y el mar nos empuja por la aleta, tan propicias condiciones, hacen de la corta travesía un placer, al mediodía tenemos las Pitón a la vista, la decisión es mas bien fácil, fondearemos justo debajo.




A una milla del fondeo vemos venir al local de turno, en esta ocasión viene con una lancha y un potente motor, se acerca y nos ofrece una boya, le decimos que no y  contesta que está prohibido echar el ancla, tras acordar el precio en 10 dólares, amarramos a la boya.


Comemos admirando aquel prehistórico paisaje, estas dos moles de piedra emanan una magia especial, así lo entendemos nosotros. Sin pensamiento activo, la vista queda como único sentido, la intención no es otra que meter en el cajón de la memoria, toda la belleza y exuberancia del lugar.

LAS PITONS
Según dicen, la última película de King Kong, se rodó aquí, nosotros pensamos, el buen gusto del gorila a la hora de elegir barrio.


 
A las 5 pm aparece una lancha con un letrero bien grande que pone, Rangers Marine, al leerlo casi me pongo firme, pero resultan ser los cobradores de las boyas, les explicamos que un chico en una lancha blanca y roja ya nos ha cobrado, se miran entre si y nos dicen que ellos son los encargados, después de una pequeña y amable charla, se van y nos dicen que nunca paguemos boyas sin recibos, razón no le faltaba al hombre.
La picaresca de estos locales es tan grande como la belleza de sus playas, y en cierto modo quedamos conformes que los 10 dólares se los llevara el joven pirata. Si ellos son los encargados de vigilar las boyas, solo tienen que hacer eso, vigilarlas.




 Enfrente a pocos metros tenemos una ladera donde la vegetación no puedes obviarla, verdadera selva tropical, los verdes de sus árboles tienen todos los tonos que puedas imaginar, quedamos embobados mirando el paisaje.
Y el agua transparente incita al buceo, yo me abstengo por mi dolor muscular, pero mi amor se da un buen baño y viene contándome la enorme cantidad de vida que esconde aquella bahía, mi envidia bien disimulada, no se nota, pero esta.
La lluvia cierra el día y nos damos por satisfechos de haber venido, la idea de hacer la entrada al país y quedarnos unos días para recorrer la isla ronda la bañera, pero como siempre preferimos guardar los pocos dólares que disponemos y algún día volveremos.

 
El fondear y no bajar a tierra, no es nuestra mayor ilusión, ya nos gustaría alquilar una moto o un coche y recorrer esta islas. Pero en nuestro tiempo la economía pone prioridades, y a pesar de quedarnos con las ganas de visitar la isla, consideramos que es todo un privilegio poder fondear y disfrutar de estas vistas.



 


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