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AVISO DE TEMPORAL

Aviso de temporal

Apenas hacia dos días que los trabajos del Golden habían comenzado, y el aviso de temporal del SW, interrumpió nuestro ritmo. El parte meteorológico anunciaba la llegada de una baja de 990mb., con vientos de más de 40 nudos. Neil, nuestro amigo del Manuia, que ya había vivido alguno, me comento la importancia de reforzar las amarras y de poner anclas por popa. Pasamos una buena parte del día, doblando Springs y amarras,  los patrones con auxiliares neumáticas pequeñas, nos pidieron ayuda, al menos 5 anclas pasaron por nuestra querida chalupita de madera. El amarre se había convertido en un enjambre de cabos cruzados, con la intención de aligerar las tensiones del débil pantalán.
Al Golden con sus casi 20 tn., le largamos una maroma de 50 mts que amarramos directamente al muelle, daba la sensación que nos preparábamos para un tsunami.


Con todo aquel trabajo realizado solo quedaba esperar la llegada de los vientos. A las siete de la tarde comenzaron las primeras rachas con casi 25 nudos las olitas ya entraban sin pedir permiso por la bocana. A las diez las olas ya se dejaban notar en los pantalanes, haciendo difícil el caminar por ellos. La lluvia no se quería perder aquella fiesta y comenzó a amenizar el baile. Con la noche ya bien oscurita el silentblock izquierdo de nuestro finger (brazo secundario del pantalán por donde se accede a los barcos y también se amarra) dijo basta, dejando las dos embarcaciones a el amarradas pendientes de una gomita de apenas 5 cms de espesor. A las doce como era de esperar y con la lluvia viniendo de todas partes menos del cielo, el silentblock derecho acaba destrozado, ahora los danzarines Manuia y Golden quedaban a merced de las anclas. Atamos con unos viejos cables de acero el finger al pantalán, trabajo más psíquico que útil. El viento por encima de 40 nudos silbaba avisando que venia con ganas, las olas comenzaban a saltar por encima del muelle de abrigo y caminar por los pantalanes ya tenía un considerable riesgo. Los barcos comenzaban a chocar y las defensas parecían poca protección para tanta brutalidad. Las linternas se movían por todo el puerto y la actividad mas común era la constante vigilancia.



La seguridad de estar amarrado en puerto se había transformado en la inseguridad de ver que cornamusa iba a ser arrancada primero, las horas parecían no querer pasar. Con el amanecer y sin pegar ojito en toda la noche, el viento comenzó a perder intensidad, quedando en 20 nudos, no así las olas que seguían entrando y moviendo todo a su antojo, las caras de todos era reflejo del tremendo temor que se vivía y la opinión generalizada fue que navegando hubiera tenido menos riesgo que amarrados.
En nuestro pantalán cinco finger estaban totalmente sueltos, había roturas de todos los tipos y solo quedaba esperar que las olas dejaran de tener la entrada libre, para reforzar un poco y esperando que acabaran de aguantar , el oficial del puerto proporciono cadenas y tensores para sujetar aquellos trimaranes en los que habíamos terminado convirtiéndonos.



Nuestro Golden resulto herido en una cornamusa de proa, doblar aquella platina de casi 2 cms de acero, le tuvo que doler bastante. La carcasa del  fueraborda del bote, había desaparecido, y esos fueron nuestros daños, demasiado poco para los continuos abordajes que sufrimos.
Con el brusco movimiento era imposible hacer cualquier trabajo y pasamos el día viendo las olas, que también son un bonito espectáculo.
Un día más hubo de pasar para cambiarnos de amarre y poder seguir con nuestras rutinas.

La calma y el duro trabajo

A la semana de estar a pleno rendimiento con los trabajos del Golden, este parecía una carpintería-herrería-taller en cubierta y una cacharrería en el interior, una locura.
Además tachábamos dos trabajitos y seis trabajones aparecían debajo del mantel. La buena vida pasaba a mejores momentos, quien algo quiere algo le cuesta, y vaya si nos estaba costando.
Lijar y barnizar
Impermeabilizar y pintar los cofres de cubierta
Separar las aguas de la ducha y bocina con otra bomba de achique
Hacer desagüe de lavadora
Limpiar el casco
Cambiar travesaños del balcón de proa
Cambiar la distribución de las cargas, eólico,alternador,placas
Cambiar situación de las placas solares
Hacer mosquiteras para todas las escotillas
Cambiar mordazas de enrollador de genova y trinqueta
Cambiar presostato del grupo de presión
Redistribuir todas las herramientas y recambios para dar cabida a medio supermercado de comidas y bebidas.



Detrás de cada trabajito de estos os podéis imaginar el jaleo correspondiente.
Y como nos íbamos a Senegal en plena estación de lluvias decidimos quitar algunas gotitas que entraban por cubierta, recuperando todos los taper que andaban distribuidos a lo largo y ancho del poroso Golden.
Unos de los trabajos mas importantes fue levantar todos los candeleros, al traspasar la cubierta eran unas autenticas cataratas. Poner sika nueva y como no, los casi 70 tornillitos de acero, un laborioso trabajo a dúo. Una de las veces que baje por que Nuria no llegaba a roscar la impertinente tuerca, con gran asombro vi como la simpática y siempre amable sika se había extendido por el techo, los mamparos las estanterías y hasta las manitas y el cuello de mi amor, su cara era un dilema, lo que no pudo decir es que ella no había sido, jeje.
Otro gran enfrentamiento fue con los pescantes, en principio lo iba hacer yo, después de estar varios días mareando la perdiz, decidimos llamar a un herrero y  preguntar el precio, a 450 euros ascendía el presupuesto, a nosotros el material solo, nos costaba casi 300 euros, no había que ser muy inteligente para tomar la decisión.
A los cuatro días los tubos soldados estaban a bordo, el montaje si que era pan comido y lo hacíamos nosotros. Después de montados el siguiente paso era izar el bote, casi 70 Kg. de contrachapado y epoxi. Al primer intento los pescantes resistieron, pero alguien gritaba y se quejaba, la cubierta donde se hacían firme los tubos, chillaba de dolor. Después de varias investigaciones casi científicas, decidí que había que poner alguna triangulación, trabajito delicado por los cortes y soldaduras, a vueltas con el herrero. La cubierta en popa parecía una calderería, después de tres intentos entre el buen hombre y yo, conseguíamos que aquel llamativo y nada estético andamiaje quedara robusto, ¡160 euros menos de las arcas de la república ¡pero al final el bote quedaba mas alto y sin riesgo de perderse en el océano.


A mitad del mes de marzo decidimos cambiar el pabellón del Golden de español a belga.
La marca España estaba muy cara para llevarla por el mundo, nuestra ITB. (revisión obligatoria y exhaustiva de todos los componentes del barco) estaba a punto de caducar. Esto representaba un enorme gasto, mas de seis mil euros, aparte revisiones de radiobaliza y balsa, demasiado dinero para nuestra limitada economía.
Los trámites comenzaron por una visita a Capitanía en Puerto del Rosario, la baja de bandera era imprescindible. Este fue el único tramite a realizar en persona, el resto todo a través de Internet supermegahiper rápido y sin complicaciones. Únicamente el hecho de no hablar francés represento el mayor problema, detalle que solucionamos con la ayuda de nuestros vecinos franceses.
El coste del abanderamiento belga ascendió a la escalofriante suma de cincuenta euros, valedero para cinco años, casi igual que en España.
En apenas tres semanas teníamos el pabellón y los equipos de radio y salvamento legalizados.

la bandera tambien fue made in Golden

La radiobaliza había que enviarla a la fábrica para el cambio de batería, esto tardaba más de dos semanas, así que con el plazo del amarre vencido y casi todos los trabajos listos, decidimos ir a fondear.
Neil y Erika zarpaban con rumbo a la Azores, donde pasarían el verano. Le esperaba una larga y complicada navegación con los incansables alisios en contra. En sus planes estaba ir a Gambia en el mes de noviembre, donde posiblemente nos volveríamos a ver. Una despedida más, a nuestra cada vez mayor colección



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