19-12-2016 1ª PARTE
SXM-CANAL DE PANAMA, PANA-BIEN
Cuando ya daba
por hecho que el año había finalizado en lo referente a navegaciones, surge el
transporte de un velero
Después de
ayudar a un español a preparar el velero que acababa de vender, pues lleva casi cuatro años convertido en
vivienda, le brota una extraña alergia en la piel, su salud está muy delicada y
me pide si le puedo llevar el Beneteau Idille hasta la ciudad de Colon, en Panamá.
Acordamos el
precio y serán 1200 millas del mas puro Mar Caribe, las culpables de esta nueva
aventura.
Dada mi nueva
situación de navegante y morador de velero en solitario, le pido al armador el
apoyo de un tripulante para la dura navegación que sospecho será esta
singladura.
El propietario
me busca un tripulante y aparece Juan Pablo, es argentino y con 32 años ha
decidido colgar las botas de jugar en el sistema del bienestar para emprender
una gira por estos otros mundos.
Apenas ha
navegado, pero las ganas que muestra le hacen ser mejor que algunos con más
experiencia.
Después de
algunos días reparando e investigando los sistemas del Cayenne III, damos por
finalizada la operación puesta en marcha.
No ha sido
nada fácil, pues he tenido que averiguar cada uno de los mecanismos y accesorios
que hacen funcionar este descuidado velero.
Aquí en las
Antillas ya llevamos varios días con los trade winds (los alisios navideños), por
encima de 30 nudos, las aguas se aprietan con el ventarrón y suben por encima
de los 4 metros, condiciones que no me ayudan en nada para tomar la decisión de
partir.
Con un barco
conocido y pasado por las manos, la situación no sería tan peliaguda, pero mi
conocimiento sobre este, es escaso y prefiero partir con una previsión más
tranquila.
Pasan los días
y el alisio no está de acuerdo en bajar su intensidad, el nuevo propietario está
ansioso por tener su nuevo velero en casa y no cesa en enviar mails rogando
nuestra partida.
Es un tema
delicado este de las prisas y las fechas, le explico que el mar no es broma y que
prefiero no exprimir posibilidades sobre roturas por partir con aviso de
temporal.
Después de
unos días parece que el clima se decide a dar un respiro, la web meteorológica
pronostica que en dos días este empuje del viento caerá y quedara en 20 nudos
por casi 5 días, ventana más que aceptable para no estar toda la travesía
luchando con la mar.
Haciendo el
checkout en la marina, veo el anuncio de Meteo France, alerta amarilla por temporal
de vientos y olas durante las próximas 30 horas, después de analizar el parte,
llego a la conclusión que prefiero navegar unas horas aquí en el norte con esas
condiciones que llegar a las costas colombianas donde el cabo de Punta Gallina
hace que el viento sufra grandes aceleraciones.
La decisión
esta tomada, partimos con el temporal, las fechas están muy ajustadas y mi idea
es despedir el año en Saint Martin, no podemos entretenernos mas.
![]() |
LLEGO LA HORA, !!!AHI VAMOS¡¡¡¡ |
Después de
hacer las últimas compras esperamos la
abertura del puente de las 14:30 h., únicamente nos resta cargar combustible y
agua dulce que lo haremos en la estación del canal, una vez cruzado el puente.
Llevamos casi
una semana preparando este abandonado Benetaeu Idille para la larga y dura
travesía hasta Colon, Panamá.
Hemos revisado
lo imprescindible para la navegación, pues los nuevos propietarios tienen
previsto hacerle una exhaustiva reforma, una vez se encuentre en su poder.
Me hubiera
gustado estar una semana más reconociendo los sistemas y posibles averías, pero
las fechas están muy justas y hemos de hacer la entrega antes de final de año.
Para salir del
amarre la situación no es nada fácil, 30 nudos de alisios y por el costado de
babor no me dan ninguna seguridad , la proa amarrada a boyas con cabos que
hacen mas de dos años que no se tocan, la proximidad de las otras embarcaciones
y el desconocimiento de la respuesta del Idille 51 son demasiadas interrogantes
para atreverse a asumir riesgos, decido pedir apoyo de un dinghy y una vez
estamos todos preparados, cortamos las amarras de las boyas y soltamos popa, el
Idille parece con ganas de salir del nido y ante la mas minima insinuación de
dar motor, sale con decisión del estrecho amarre.
Una vez
dejamos la bahía de Marigot y ya bien afuera de la protección de San Martin,
las olas y el viento nos recuerdan que no son condiciones para andar reparando
y probando posibles descuidos.
Aquí mi
querido tripulante se acuerda del pastel de papas con carne picada que se metió
antes de partir, y parece ser, que el estomago quiere encogerse y todo la vianda
no cabe en el plan, el resto lo omito, creo que no hace falta dar detalles.
Nuestro rumbo
es el mismo que el del viento, para evitar la popa redonda el desvió se hace imprescindible, con menos de tres
cuartos de Génova, el Cayenne III alcanza rápido los 7 nudos, el surf de las
olas aumenta el promedio y ya vemos que este Idille es verdaderamente rápido.
Llega la noche
y con tal que el aburrimiento no tenga lugar a bordo, aparecen los problemas, después de
cenar abrimos el agua y por el grifo únicamente sale un ruido a gorgoteo, oímos la bomba pero el agua no sale, decidimos
que no es urgente lavar los platos y mañana averiguaremos la avería.
Las
condiciones son fuertes y pasamos toda la noche pensando en las horas que le
quedaran a los alisios para dejar de ser tan importantes y tener tanta palabra
en esta alocada discusión marítima.
Amanece y verdaderamente
el mar esta grande, las olas intentan abordarnos y aunque no lo consiguen, no
dejan de ser preocupantes.
Al mediodía
comprobamos las millas, 160 son las unidades que hemos recorrido, hacemos
cálculos y nadie nos quitara una semana como mínimo de travesía.
Los platos
siguen aumentando en la fregadera y la reparación de la avería del agua, es ya
una urgencia, después de levantar medio suelo, encontramos el problema, una
manguera se ha soltado y cada vez que se conecta la bomba esta va a la sentina.
Por la noche
decidimos que una sopita caliente será lo más conveniente, cuando ponemos la
olla en la cocina, el gas no quiere salir, entre los bamboleos del Cayenne, la
poca maximización de sus tripulantes y las pocas ganas de ponerse a revisar la
instalación, el resultado es que cambiamos la sopita de pollo caliente por una
bolsita helada de papas fritas.
Un sistema que
me pareció engorroso desde el primer día, fue que la nevera funcionara a 110 V,
con lo cual para su puesta en marcha se hacia indispensable el generador.
Pero con el
transcurso de las horas, compruebo como el frio se mantiene por casi todo el
día, con apenas unas horas de energía, el sistema conserva perfectamente la
temperatura por mas de doce horas.
Por otro
costado las baterías están falta de amperios y decidimos arrancar motor y
aprovechar para tener una media más alta, pues el viento parece haber bajado.
Al cabo de
unos minutos veo que los voltímetros no indican carga, compruebo con el multímetro
las baterías y efectivamente el alternador no está dando carga, problema que
acabara siendo todo un handicap para nuestra tranquilidad.
Además el
motor necesita de una bomba eléctrica para el gasoil, así que además de no cargar las baterías, también
las consume.
Esto nos
obliga a quedar hermanados con el generador, pues a bordo no hay otra fuente de
energía, como placas solares, eólicos, etc..
Por otro lado
en una de las comprobaciones de sentina, veo que está llena de un líquido
oscuro y viscoso, el tema aparte de a gasoil, no huele nada bien, ¿de donde ha
salido todo este combustible¿.
Después de
hacer de Sherlock y Watson, la fuga no aparece, pienso que será el retorno del
generador, pues es lo único que hemos hecho funcionar.
Tras una
revisión visual, no detecto problema alguno, la conclusión es que el tubo de
cobre de retorno debe estar roto, pero sin manguera de combustible estamos
fritos, el razonamiento es arrancar el generador lo mínimo posible, lo que
significa cada 6 horas, pues es la autonomía que disponemos de baterías ( solo
se instalaron dos de 100A para la travesía).
Esto no quita
que la sentina haya que vaciarla, cuando damos a la bomba esta funciona pero el
gasoil no sale al exterior, nuevas comprobaciones.
Todo esto es
en medio de una gran oscuridad y un incomodísimo movimiento por el gran mar que
nos rodea y golpea.
Toca meter las
manos en el gasoil vertido y revisar, esto puede parecer una tontería, pero si
hay un olor que no soporto navegando es el del gasoil, las náuseas que me
provocan logran anular la fuerza de la
gravedad que me sostiene contra el suelo.
La bomba goza
de salud, lo que quiere decir que el problema es la manguera, al final después
de unos aromáticos minutos, metemos un alambre por la salida y efectivamente
estaba embozada, ahora la sentina luce seca y la tranquilidad llega a su optimo
nivel, el olor a diésel en el interior también lo alcanza, haciendo insoportable la estancia.
Con todo esto
solucionado la navegación continua en su línea, pero ahora se suma un frente que
nubla el cielo y hace subir las olas un poco más de estatura, para nosotros los
tripulantes las recomendaciones están claras, no salir a hacer pipi por la
borda.
El jueves de
madrugada vamos a poner el generador en marcha, tras varios intentos de arrancar, nos comenta que esta sin agua dulce y que el caliente no trabaja, le damos la
cantimplora y después de unos buenos tragos, se pone a dar energía como el
mejor de los generadores, cada arrancada
del aparatito acaba convirtiéndose en un jeroglífico sumerio.
El mar no se
conforma con su tamaño y crece un poquito mas, a las 3 de la mañana el piloto automático
comienza a gritar, sus quejas parecen serias y después de abrir los cofres para
llegar hasta el motor, el tema esta delicado, el ¡!!trocotrock-cotocrock!!! de
sus gritos casi me hace llorar.
Nos quedan 630
millas hasta Colon, me parecen demasiadas millas para las condiciones que
tenemos pero la verdad es que pocas opciones tenemos.
!!ES LINDO DE VER EN FOTOS¡¡, Y NO REPRESENTA NI UNA CUARTA PARTE DEL MAR QUE SUFRIMOS |
Tumbado en la
bañera veo como J. Pablo intenta mantener el ebrio Cayenne III a rumbo, pero
los 30 nudos y los ¿ … ? mts de olas hacen del trabajito algo muy complicado,
en mi turno pude comprobarlo pues me costó un buen rato sentir la presión en la
pala y conseguir anular las guiñadas al mínimo, (derrapadas que da el barco por
efecto de las bajadas de las olas).
Pienso que
cuando llevemos algunas horas a la rueda, ese tema estará solucionado, pero aun
así, no me hace ninguna gracia que uno de los dos siempre tenga que estar
aferrado a la rueda.
Como siempre
no dejo de dar vueltas al tema, y de repente una bombillita se enciende en mi
procesador neuronal.
Doy motor con
1200 rpm y la estabilidad que da la propulsión mecánica hace que el tremendo
ruido desaparezca, esto aparte de cambiar el semblante, nos da un poco de
ánimos.
Y toca
arrancar generador, después de varios demarrages dice que no, que está cansado
de dar electricidad, vuelta a la investigación.
Después de
comprobar el agua, el aceite, solo queda el gasoil, y claro quien viene a
visitarnos en esas condiciones, ¡pues si!, la oscura noche.
Cuando ya las
linternas son indispensables, encuentro el problema, la bombita eléctrica de
cebado para el gasoil, está muerta.
AQUI AUN ERA DE DIA, CUANDO EL TERROR DE LA PELICULA COBRA IMPORTANC IA, YA SOLO LA LINTERNA DABA LUZ |
Enseguida
recuerdo que en el cofre de recambios había una, encontrarla no represento un gran problema, pero instalarla en el generador que esta dentro de un estrecho cofre,
con todo lleno de gasoil, con el barco dando mas tumbos que un dragonkan cualquiera y con una linterna, no fue para nada el
trabajito mas fácil que he realizado, bueno pues la recompensa a tan tremendo
esfuerzo no es otra que una gran decepción, la bombita de repuesto también esta
muerta.
En mi caso
siempre presumo de lo miserable que llego a ser, pero los anteriores
propietarios de este Beneteau, me ganan y de largo, guardar una bombita que
vale 40 dólares en mal estado, es de diploma para la consecución de miserable
mayor.
continuara
continuara
No hay comentarios:
Publicar un comentario