Hacia mas de ocho años que no
venia a La Línea
y el lugar ya no estaba como lo recordaba. La construcción del puerto de La Alcaidesa había
modificado, y mucho el rincón previsto para fondear, aun así, el lugar de
fondeo era inmenso y guardado de cualquier mar por el antiguo rompeolas. Después
de varias vueltas el ancla toco arena.
Era tal el agotamiento que teníamos
que no quisimos ni bajar a tierra, decidimos quedarnos a bordo, ducharnos,
descansar y esperar a mañana, no era plan dejar que mis padres viesen tal
estado de cansancio. Después de ducharnos y sentado en la cubierta, miraba el
peñón recordando cuantas veces lo había visto desde la playa. Desde muy joven
siempre me llamo la atención aquellos veleros allí fondeados, de alguna manera
siempre tuve este sueño y ahora se estaba cumpliendo, aquel comienzo de nuestra
nueva vida no dejaba de recompensarme.
A la mañana siguiente ya
recuperados y con la intencion de ir a casa de mis padres, bajamos las bicis al bote, despues de informarnos en el puerto de La Alcaidesa, aconsejandonos dejarlo
en el Club Marítimo Linense, hacerlo en la playa era apostar a quedarte sin él.
Lo conflictivo del lugar por el
contrabando, unido a la delincuencia aconsejaba no arriesgar y pagar los 5
euros que costaba aquel servicio de parking vigilado, que incluía conexión wifi y
acceso al restaurante con precio de socio, detalles a tener en cuenta.
La sorpresa fue, cuando al salir
a la calle, mi padre, sentado en un banco esperaba nuestra llegada, su sonrisa
lo decía todo, yo apenas podía decir nada. Tras presentar le a Nuria, nos
dirigimos por las intrincadas callejuelas linenses a casa. Mi madre, como
siempre, me regaño por los pelos y después de alagar la belleza de mi guapísima
amor y compañera, nos invito a pasar y deleitarnos con su comida. Para no
abusar de la pasión de hijo, no hago comentarios sobre su cocina, bueno solo
uno, exquisitísima.
La vida esta llena de
sentimientos y en aquel momento resulto muy difícil contener la avalancha que
me venia encima, las sonrisas salían del corazón y una vez mas me sentía mas
que afortunado.
Llevábamos mas de un mes
fondeados, y el viento no había cesado de soplar, siempre en los 20 nudos. Si
bien el fondeo era cómodo y apenas teníamos movimientos, la poca costumbre de
estar tan ventilados se hacia incomodo. A Nuria algo mas que insoportable.
Para el trayecto a tierra con el bote auxiliar era indispensable el uso del motor. Un dia que no quiso arrancar nos convertimos en improvisados náufragos, a merced de la corriente provocada por el fuerte viento, el esfuerzo de remar se convertía en un mero ejercicio extenuante e inútil. Suerte de una lancha que tras ver nuestra delicada situación se ofrecieron a largarnos un cabo y remolcarnos hasta el Golden, a partir de aquel día el fueraborda quedo superevisado.
Para el trayecto a tierra con el bote auxiliar era indispensable el uso del motor. Un dia que no quiso arrancar nos convertimos en improvisados náufragos, a merced de la corriente provocada por el fuerte viento, el esfuerzo de remar se convertía en un mero ejercicio extenuante e inútil. Suerte de una lancha que tras ver nuestra delicada situación se ofrecieron a largarnos un cabo y remolcarnos hasta el Golden, a partir de aquel día el fueraborda quedo superevisado.
A Nuria se le hacia cuesta arriba
aquella situación, su cambio de vida había sido tan radical en tan breve
espacio de tiempo, que empezó a notar las carencias de vivir a quinientos
metros de tierra firme, nuestra relación había cambiado. Tanto ella como yo
habíamos entrado en una extraña fase, después de varias charlas llegamos a la
conclusión que cada uno
estaba asimilando aquella nueva forma de vivir y sus carencias. Para ella, las
comodidades de una casa, la falta de amigas, su independencia para pasear con
el chiqui, el lugar que tampoco le acababa de agradar, sus miedos por la
seguridad, eran demasiados detalles para estar cómoda.
Por mi parte, la convicción de
querer llevar aquella vida podía con todas las carencias, solo el animo de ella
me hacia sentir culpable y crearme alguna inseguridad que otra.
Despues de varias semanas sin navegar quedamos con mi primo y su mujer para salir, la mañana se presento tranquila, extrañamente era la unica que los vientos reinantes habian calmado, despues de recorrer la bahia a motor, salimos al estrecho, la intencion era comer, pescar y bañarnos, pero el poniente calculo exactamente el tiempo que tardamos en alejarnos del resguardo de la bahia para comenzar a soplar, pescar nada de nada, bañarnos menos y comer a duras penas, con 25 nudos todo a bordo se acelero, mis primos mareados, y yo enojado por haber cometido la imprudencia de abandonar la bahia y adentrarme en estas imprevisibles aguas, tras una ceñida brutal, y con los mercantes de rigor fondeados en nuestro camino, para hacerlo mas entretenido, logramos ganar el barlovento para entrar de nuevo en la bahia, habiamos cambiado un precioso dia de recreo, por una lucha contra las olas y el viento.
Vaya forma de mostrar lo bonito de la navegacion, nos quedo un mal sabor por aquella experiencia tan dura que les hicimos pasar.
Nuestros amigos Fede y May propietarios de un precioso Nordwind de47 pies , nos avisaron de su viaje a Cadiz para investigar posibles puertos para atracar
La Bruja , su velero.
Despues de varias semanas sin navegar quedamos con mi primo y su mujer para salir, la mañana se presento tranquila, extrañamente era la unica que los vientos reinantes habian calmado, despues de recorrer la bahia a motor, salimos al estrecho, la intencion era comer, pescar y bañarnos, pero el poniente calculo exactamente el tiempo que tardamos en alejarnos del resguardo de la bahia para comenzar a soplar, pescar nada de nada, bañarnos menos y comer a duras penas, con 25 nudos todo a bordo se acelero, mis primos mareados, y yo enojado por haber cometido la imprudencia de abandonar la bahia y adentrarme en estas imprevisibles aguas, tras una ceñida brutal, y con los mercantes de rigor fondeados en nuestro camino, para hacerlo mas entretenido, logramos ganar el barlovento para entrar de nuevo en la bahia, habiamos cambiado un precioso dia de recreo, por una lucha contra las olas y el viento.
Vaya forma de mostrar lo bonito de la navegacion, nos quedo un mal sabor por aquella experiencia tan dura que les hicimos pasar.
Nuestros amigos Fede y May propietarios de un precioso Nordwind de
Acordando con ellos vernos, preparamos el Golden y después de
ojear los partes metereológicos pusimos rumbo a Cadiz. Era la primera vez que
cruzaríamos el temido estrecho de Gibraltar, desde que habíamos llegado a La Linea esta seria la primera
navegación, los nervios volvían a ocupar nuestros cuerpos.
La previsión de levante parecía
ser buena, con todas las velas navegábamos por aquel espectacular lugar, a
estribor la costa gaditana (continente europeo) y por babor la costa
marroquí,(continente africano) cual inmenso río, observabamos las corrientes chocan
entre si, nosotros perplejos y muy atentos a ver el efecto que producía en
nuestra navegación, comprobando que aquellos extraños rociones, fruto del encuentro entre las aguas que vienen del oceano y las que salen del Mediterraneo apenas influian en el Golden.
Después de pasar el faro de Trafalgar el levante dejo de
empujarnos, diesel al motor y con una corriente en contra de 2 nudos, nuestra velocidad
apenas llegaba a los 4 nudos, la llegada a puerto America en Cadiz seria
nocturna, el pequeño plotter y la suerte de tener la carta digital de la zona
facilitaría la entrada. Lejos de ser fácil, aquella aproximación se convirtió en
una estresante lucha por ver las luces de las balizas que indican el extenso canal de entrada, cuando menos lo esperábamos
casi nos comemos una verde que media casi seis metros de altura, el horizonte
de la costa iluminado nos confundía y por poco no la abordamos. Aquellas
inmensas boyas no estaban hechas para que un velerito intentara acariciarlas.
Después de algún que otro
sobresalto y tras casi 12 horas de navegación, encontramos la "entradita" al
puerto deportivo, situado dentro del inmenso puerto comercial, el amarre sin problemas y una vez mas a descansar de tanto
estrés nocturno.
A la mañana siguiente y tras
recorrer las hermosas murallas de Cadiz, pudimos comprobar lo complicado de
navegar por aquella bahía llena de bajos y rocas, creo que fue otro día para
jugar a la lotería.
Nuestras llegadas a las ciudades
ya se habían convertido en costumbre y aquí no iba a ser menos, acabamos en
medio del casco antiguo sentados en una terraza y degustando el “cazón adobao”,
un manjar que acompañado por las inevitables cañitas heladas conseguían que
nuestros paseos tuvieran un aliciente extra.
Fede y May llegaron en coche
de alquiler, una vez informados de los precios en puerto America, fuimos al
Puerto de Santa Maria, población al otro lado de la bahía. Allí aparte de pedir
mas información en el club y puerto Sherry, degustamos como no unas tapitas,
comentamos nuestra navegación, la preparación de La Bruja , y como llevábamos
nuestra nueva vida. Ellos, a menos de tres meses de iniciar también el cambio,
mostraban sus ganas por comenzar. Su proyecto se adelantaba y su primera idea de
pasar el invierno en Sevilla, atracados en un club del Guadalquivir, la
empezaban a cambiar por la de venirse a Canarias con nosotros, toda una noticia
que nos alegro.
La corta visita no daba para
mucho mas, una vuelta por el casco antiguo de Cadiz, donde la grúa se llevo el
coche, fue la única nota negativa. Pasamos tres días en Cadiz disfrutando de su clima, calles y bares con nuestros amigos, “que valor adquiere todo cuando lo puedes
compartir”. Esperábamos a septiembre donde nos volveríamos a encontrar en
Gibraltar.
Tras su marcha, el riguroso
vistazo al parte de la meteo, el poniente (viento del W) dice que nos llevara
de vuelta. Dejamos la bahía y enfilamos al estrecho el poniente esta en 15
nudos y ayudamos con 1000 vueltas de motor, poco a poco vamos entrando al
estrecho y el poniente va adquiriendo intensidad, sin darnos cuenta estamos con
20 nudos y el Golden alcanza los 11 nudos, quedamos alucinados de cómo la corriente
te puede llegar a empujar, tanto que nos descuidamos y acabamos cruzando el canal destinado a los mercantes, despues de varios intento de salir, nos la jugamos con un Grimaldi Lines que anduvo justito en el cruce, creo que le vimos el bigote al capitan, oimos una bocina y no supimos si nos saludaban o nos mandaban a freir esparragos, bromas aparte aquella fue una delicada situacion.
La vuelta la hacemos en apenas nueve horas, llegamos
con luz diurna, esta travesía de 75 millas creo que sera de las mas rápidas que
lograremos hacer.
De vuelta en el fondeo de La Linea retomamos el tema de
atracar en puerto, creemos que es la solución a nuestros dilemas. Después
de preguntar en La Alcaidesa
y comprobar sus precios, algo caro para nuestra débil economía, pues el amarre
superaba los 750 euros y el consumo de agua y electricidad aparte.
Cuando mas cruda estaba la
situación por la disconformidad y desanimo de mi amor, los empleados del CML, con un trato siempre extraordinario, nos
comentaron la posibilidad de poder atracar en los pantalanes del club. Tras varios
días de conversaciones, el comodoro nos comunico el coste del amarre con consumos incluidos, precio que nos parecio muy razonable, decidiendo amarrar. Agradecemos todas las atenciones y amabilidad de todo el equipo del CLUB MATIRIMO LINENSE.
Esto significaba recobrar la comodidad y acabar con aquella situación que comenzaba a ser insostenible.
Esto significaba recobrar la comodidad y acabar con aquella situación que comenzaba a ser insostenible.
Nuria recobro su alicaído animo,
olvidando la mayoría de aquellas carencias que tanto la afectaron, nuestra
convivencia recupero los colores y por las escotillas del Golden volvían a salir
corazoncitos atravesados por flechas.
La llegada de sus padres
significo una alegría mas a sumar, al viajar en autocaravana y estar aparcados
a muy corta distancia del Golden la convivencia con ellos se hacia fácil y
entrañable.
El delicado tema por la decisión
de Nuria de este radical cambio de vida, lo fuimos abordando despacio, dada la conocida animadversion de sus padres, intentamos hacerles comprender que aquella
peculiar manera de vivir no era tan loca, Trinidad la madre, de espíritu
extremadamente jovial, en seguida se paso a nuestro bando, a Miguel hombre
instalado en una posición mas conservadora le costaba mas entender aquella
decisión, aun así aquellas charlas
fueron enriquecedoras para ambas partes.
Superada la tensión de los
primeros momentos, juntos nos dedicamos a disfrutar de aquellos días, bien
saboreando las tapas de pescadito o haciendo turismo por las calles de Gibraltar.
La afición por la pesca de Miguel nos brindo algunos ratos inolvidables, (en
Pamplona solo hay ríos). Había que verlo enfrascado con su ímpetu por sacar
alguna pieza, hasta que lo logro, no hay documento gráfico pero damos fe de ello.
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Gracias papis por seguirnos en esta aventura, no dejeís de hacerlo |
Después de la sentimental marcha
de los padres de Nuria, retomamos nuestra rutina, los recorridos en bici por el
inmenso paseo marítimo, los desayunos con churros, el vermut en los bares que mi padre frecuentaba y las comidas al mediodía que mi madre
preparaba con ese amor que todos los hijos conocen.
durante 15 dias estos pajaritos nos despertaron a las 8 am |
Las transparentes aguas de la bahía
de Algeciras invitaban a sumergirse en ellas y disfrutar de sus fondos, solo la
baja temperatura de las mismas, por debajo de los 20º, nos hacían desistir de
tal afición. Aprovechando que en Algeciras hay un gran almacén de deportes náuticos,
decidimos ir a comprarnos unos sencillos trajes de neopreno y los respectivos
equipos de snorkel.
El transporte tuvimos que hacerlo
en autobús, Nuria cayo en
la cuenta que su queridísimo auto ya no lo echaba de menos y comentamos la gran
adaptación que representaba ese pequeño detalle a este todavia neofito transmundismo nuestro. De vuelta con los
nuevos juguetes, la ganas de meternos al agua eran tales, que nada mas llegar
del acalorado viaje nos pusimos los trajes, y "al agua patos," ahora si que es
posible, aunque los trajes son de surf, (3mm.) permitían estar sumergidos sin
estar con un pasmo en el cuerpo. A pesar de la poca vida existente en aquellos fondos
arrasados, pudimos disfrutar de otra actividad que no fuese pasear en bici.
Nos habíamos acomodado a aquellas
rutinas sencillas, y nuestras ansiedades de recién llegados habían
desaparecido, comenzábamos a saber pasar el tiempo plácidamente sin mas, cosa
no sencilla para alguien que anduvo a las carreras media vida.
Cada semana entrábamos a
Gibraltar a comprar tabaco, pues la diferencia con España es importante, ( un
winston, 1.8 euros), la aduana y alrededores es todo un espectáculo. Hay
cientos de personas intentando hacer contrabando en mínimas cantidades, diez
cajetillas por individuo. Llama la atención la cantidad de rumanos que llega
haber, la guardia civil consciente de la necesidades de todas estas gentes,(pareciera
que se conocen de toda la vida), es mas o menos permisiva y si no ve abusos
importantes los deja pasar. Nosotros nunca tuvimos un registro y fumar me resulto mas barato. Estuvimos pensando de hacer ese mini contrabando, pues 10
cajetillas daban una ganancia de cinco euros, dicen que la necesidad abre el
ingenio, la nuestra no fue lo suficientemente importante.
La parte triste de nuestra estancia en La Linea, fue la enfermedad de mi tío Enrique, de la que no logro salir.
Hermano de mi madre y muy querido por toda la familia dejo un gran hueco, siempre lo recordare como el tío que me aficiono a la lectura, sus maquetas de barcos siempre me dejaron boquiabierto, despertando en mi el gusto por los trabajos manuales, desde aquí quiero dejar este recuerdo para El.
Sus cenizas las arrojamos en medio del estrecho por voluntad expresa, un momento mas que emotivo, del cual, si lo puedo llamar de alguna manera, me sentí afortunado al poder hacerlo desde el Golden, acompañado de mi familia
De Barcelona me fui con una
pequeña molestia en el hombro derecho, que se había convertido en un fuerte
dolor, dejándome el brazo casi inmovilizado para muchos movimientos. Esto me hizo
reflexionar sobre la decisión de vivir en un velero y navegar, lejos de
acobardarme, mi planteamiento fue el siguiente, si a esta edad andaba con estas
molestias, ¿que seria de mi dentro de diez años?, este sencillo pensamiento
acababa por convencerme de lo acertado de mi decisión. Comencé a bañarme e
intentar nadar en aquellas heladas aguas con resultados mínimos pero
esperanzadores.
Llevábamos casi dos meses desde
que dejamos Port Ginesta y la sensación que teníamos era que hacia años que
vivíamos así. El tiempo se había convertido en algo tan relativo que apenas si
contábamos con el. Solo el horario de las comidas nos obligaba a guardar un orden.
Éramos amos y señores de todos los minutos, si bien no podíamos permitirnos
ninguna clase de lujos, ya nos conocíamos los barecitos mas económicos y teníamos
nuestra pequeña agenda de tapas, este era el único extra y bien considerado lo
teníamos.
La suerte de habernos conocido nos
hacia brindar día si y día también, era un hecho que manteníamos
constantemente, sentirnos agradecidos con la vida y con nosotros mismos.
Llevábamos desde el viaje a Cadiz
sin salir a navegar y decidimos darnos una excursión hasta Ceuta, esta vez
cruzaríamos el estrecho a lo ancho, con el omnipresente poniente de 20 nudos
salimos de la bahía y en apenas dos horas y media habíamos recorrido las quince
millas que mide el estrecho en ese punto. El Golden no dejaba de sorprendernos
con aquellas velocidades, y esta vez había sido de través, una gozada de
navegación.
En Ceuta amarramos en el puerto
deportivo, pequeño pero muy al resguardo de los mares del estrecho, nada mas sentarnos en la primera
terraza ya nos estaban vendiendo todo tipo de objetos y mercancías, desde
gafas, carteras, relojes, hasta hachis nos ofreció un marroquí que vendería
hasta la madre si hubiera hecho falta. En menos de media hora y por 20 euros
habíamos comprado un reloj, una cartera y un collar, me pillaron por sorpresa y
bueno un día es un día.
Si teneis que beber rioja, aquí una buena marca |
Mi super capi |
Recorrimos la ciudad, y fuimos a
ver el lado este, la ensenada de la Almadraba se mostraba como un buen fondeo para el
riguroso poniente, nosotros por dos días decidimos no arriesgarnos y entrar a
puerto.
aqui mi sirena |
Ceuta puede presumir de tener ese aire tan mediterráneo
con una mezcla entre europea y árabe. Sus calles repletas de comercios y gentes
parecen no tener descanso para comprar y vender, como puerto franco ha perdido
el volumen de antaño pero aun conserva un gran trafico de mercancías a buenos
precios, el gasoil y el tabaco están mejor que en Gibraltar.
Pasamos dos días y de vuelta a
nuestro rincón. La travesía de vuelta fue al igual que la ida, fugaz, el
poniente parecía copiado de un día a otro, esta vez un poco mas fuerte con
rachas de 25 nudos, hicimos puntas de casi 9, parecía que habíamos cambiado de
barco, seguíamos sorprendidos de las medias que marcaba el gps. Sin ningún
contratiempo amarramos en el CML.,
después de dos horas y media de una muy divertida navegación.
En nuestras mentes la idea del
viaje a Portugal comenzaba a formar gran parte del pensamiento mutuo, y ante la
inminente llegada del Jemanya comenzábamos a hacer algunos preparativos, sin
prisas pero sin pausas.